Un llamado a la unidad, la convivencia y la vigencia de los valores cristianos
La independencia de Chile, iniciada el 18 de septiembre de 1810 y consolidada bajo el liderazgo del libertador Bernardo O’Higgins, no solo supuso la ruptura con el dominio colonial, sino que encendió la llama de una nación que debía construirse sobre la unidad, la concordia y la paz como bienes superiores. Estos principios siguen siendo la base para una convivencia cívica auténtica, fundada en los principios esenciales de una sociedad cristiana. Resaltan entre ellos el reconocimiento de Dios y la vigencia de la caridad, el amor…