El Angelus

V. El ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo
Todos: Dios te salve María…

V. He aquí la esclava del Señor
R. Hágase en mí según tu palabra
Todos: Dios te salve María…

V. Y el Verbo se hizo hombre
R. Y habitó entre nosotros
Todos: Dios te salve María…

V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracia de nuestro Señor Jesucristo.

Oremos: Derrama, Padre, tu gracia en nuestros corazones que has iluminado ya con el conocimiento de la Encarnación de Jesucristo, tu Hijo, anunciada por el ángel a la Virgen; condúcenos por medio de Su pasión y de Su muerte a la gloria de la Resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por Chile

Virgen del Carmen, María Santísima, Dios te escogió como Madre de su Hijo, del Señor Jesús que nos trae el amor y la paz. Madre de Chile, a ti honraron los Padres de la Patria y los más valientes de la historia; desde los comienzos nos diste bendición.

Hoy te confiamos lo que somos y tenemos; nuestros hogares, escuelas y oficinas; nuestras fábricas, estadios y rutas; el campo, las pampas, las minas y el mar. Protégenos de terremotos y guerras, sálvanos de la discordia; asiste a nuestros gobernantes; concede tu amparo a nuestros hombres de armas; enséñanos a conquistar el verdadero progreso, que es construir una gran nación de hermanos donde cada uno tenga pan, respeto y alegría.

Virgen del Carmen, Estrella de Chile, en la bandera presides nuestros días y en las noches tormentosas sabiamente alumbras el camino.

Madre de la Iglesia, tú recibes y nos entregas a Cristo; contigo nos ofrecemos a Él, para que sobre Chile extienda los brazos salvadores de Su cruz y la esperanza de Su resurrección. Amén.

La Salve

Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.

A ti clamamos lo desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

¡Ea!, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Bendita sea tu pureza

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.

A ti, celestial princesa, Virgen y Madre María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón.

Mírame con compasión, no me dejes, madre mía, en la última agonía de mi muerte. Amén.