Monseñor Juan Ignacio González: “Vivamos la Cuaresma en un ambiente de oración, de ayunos y de servicio a los demás”

Con la celebración del Miércoles de Ceniza- el 17 de febrero- se da inicio a al tiempo de Cuaresma y también comienza la Campaña de Cuaresma de Fraternidad, esta última significa “unirse a la Pasión del Señor, privándose de alguna cosa, para poner esos recursos a disposición de los más necesitados”.

Monseñor, ¿A qué nos invita a la Iglesia el Miércoles de Ceniza?
El Miércoles de Ceniza es el inicio del tiempo de Cuaresma, son los cuarenta días que preceden al misterio pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor y que está en el corazón del misterio cristiano y de nuestra redención. Estos cuarenta días rememoran los cuarenta días que estuvo el Señor preparándose para la misión y los cuarenta años que estuvo el pueblo de Israel en el desierto en busca de la tierra prometida. Tienen un significado muy particular en la Sagrada Escritura. Los cuarenta días son para que los cristianos preparemos nuestro corazón para comprender más a fondo el verdadero significado de la encarnación después la Pasión y Muerte del Señor y comprendamos que en esos acontecimientos, que fueron reales en la vida de Jesús mientras estuvo en esta tierra, se jugó nuestra salvación eterna, en el sentido que desde ese momento que el hijo de Dios se sometió al dolor, sufrimiento y muerte por nosotros ese sacrificio por nosotros y que por ser el hijo de Dios es infinito. Por eso, si vivimos conforme a su enseñanza podemos entrar al cielo, podemos volver a Dios de quien salimos. Este misterio tiene directa relación con el misterio del pecado original de Adán y Eva, porque el plan original de Dios en relación hombre fue tronchado por un mal uso de nuestra propia libertad; y el Señor quiere restaurar ese puente que estaba cortado con la muerte de Jesús en la cruz, que celebramos el Viernes Santo. Entonces, para el cristiano es un momento muy serio para tratar de comprender quién es él y qué ha hecho Dios por nosotros. Desgraciadamente, en un mundo secularizado muchas veces la Semana Santa pasa inadvertida e incluso se toma como un tiempo de descanso y en realidad en ella se juega nuestra salvación.

Entonces ¿A qué se nos llama?
A vivir como nos ha dicho el papa Francisco en el mensaje de Cuaresma y como lo diremos los obispos en el mensaje de la Conferencia Episcopal, a vivir en un ambiente de pool oración, de ayunos y de servicio a los demás. Este año, muchos hermanos nuestros ya lo están pasando mal; hay muchos que han perdido su trabajo, hay familias que de nuevo van a pasar angustias económicas, de alimentación, de frío y la Cuaresma es un momento para prepararse para ese acontecimiento y en nuestras diócesis: de Rancagua y San Bernardo, ya estamos trabajando para decidir qué podemos hacer para ir en ayuda de nuestros hermanos como lo hicimos durante el 2020.

Monseñor, en ese sentido, ¿La Campaña de Cuaresma de Fraternidad es una instancia para que vivamos este tiempo litúrgico?
Efectivamente, la Cuaresma de Fraternidad es una forma concreta de vivir la Cuaresma.
Los obispos de Chile la establecimos como una forma para que cada familia, cada persona, pueda vivir en el servicio a los demás. Desde hace unos años, determinamos que esta Campaña de Cuaresma de Fraternidad consistiera en pequeñas ayudas que vamos juntando a lo largo de estos cuarenta días, en una alcancía que ya están a disposición de las parroquias y que también cada uno puede fabricar, y que este año irá en ayuda de los migrantes.
Pido que nos tomemos muy en serio la Cuaresma de Fraternidad, cuántos gastos pequeños superfluos se realizan y que se pueden evitar para ahorrarlos en beneficio de otras personas. Hay que crear conciencia en nuestras familias, en nuestros jóvenes, de que hay personas que dependen de nosotros, entonces, a la Cuaresma de Fraternidad queremos darle un gran impulso a través de la Caritas diocesana. Pese a la pandemia y otras situaciones que estemos viviendo, no podemos perder de vista lo esencial, que este año, son: los sacramentos; la Santa Misa dominical, ya sea presencial o virtual; la catequesis, poniendo a disposición el material para ella; y la Cuaresma de Fraternidad, que el año pasado tuvo una gran baja. La Cuaresma de Fraternidad significa unirse a la Pasión del Señor, privándose de alguna cosa, para poner esos recursos a disposición de los más necesitados.

Fuente: Diario El Rancaguino, 14 febrero 2021
Foto archivo del Departamento de Comunicaciones Obispado de San Bernardo- Febrero del 2019