A casi un año de su arribo a Chile, el sacerdote español y sucesor del cuestionado arzobispo Ivo Scapolo, se refiere, entre otros temas, a la vacancia por más de dos años de un prelado en Rancagua y al rol de los laicos en la Iglesia.
En un escueto comunicado, la nunciatura apostólica en Chile comunicó en junio de 2018 que el Papa Francisco había aceptado la renuncia de Alejandro Goic a la diócesis en Rancagua. De ahí en más, no ha sido nombrado otro obispo titular que lo suceda, actuando primero el sacerdote Fernando Ramos (actual arzobispo de Puerto Montt) como administrador apostólico, cargo que desde marzo ejerce Juan Ignacio González, quien además oficia como obispo de San Bernardo.
La tarea de nombrar nuevos prelados no es fácil y bien lo sabe el nuncio apostólico Alberto Ortega, representante del Vaticano en Chile y quien es responsable de enviar a Roma los nombres de los candidatos idóneos para encabezar las diócesis en Chile, decisión que luego es tomada por el Papa Francisco.
Ortega, quien es español y hasta antes de arribar a Chile oficiaba como jefe de la misión diplomática vaticana en Jordania e Irak, conversó con El Rancagüino sobre este y otros temas, enviando una serie de preguntas por mail a la sede diplomática siendo respondidas por la misma vía alguna de ellas.
– La diócesis de Rancagua lleva más de dos años sin obispo ¿Cómo va la búsqueda del próximo prelado?
“La situación de la diócesis de Rancagua hay que verla en relación con la situación también de otras diócesis del país, que quedaron vacantes en el año 2018, después de que todos los obispos de Chile pusieran sus cargos a disposición del Santo Padre.
La situación que se creó en la Iglesia chilena fue delicada y gracias a Dios, en los últimos meses diversos obispos han sido nombrados y se ha dado ya una cierta normalidad a la situación de la Iglesia en lo que se refiere a la necesaria presencia de pastores. Todavía quedan cuatro diócesis sin su obispo, pero espero que no tarde demasiado el que haya un pastor al frente de ellas y se está trabajando en este sentido”.
Los cuatro territorios a los que Ortega hace referencia corresponden a las diócesis de Rancagua, Valparaíso, Talca y Valdivia. En esa línea, el también arzobispo de Midila, plantea que la pandemia ha hecho más lento su trabajo, que involucra entrevistas y reuniones con los posibles candidatos.
– ¿Cómo ve la situación del centralismo en la Iglesia Católica, considerando el caso de Rancagua, donde además de llevar más de dos años sin obispo, el actual administrador apostólico, Juan Ignacio González, también debe preocuparse de su diócesis en San Bernardo?
“En el caso de la Iglesia, yo no hablaría tanto de centralismo, sino que hay que tener en cuenta su constitución jerárquica. En la Iglesia, la autoridad desempeña un papel fundamental, pero hay que entenderla como un servicio. Equiparar la constitución jerárquica de la Iglesia con la estructura estatal o política de las sociedades humanas, deja de lado una parte importante de la comprensión de la Iglesia como misterio, como sacramento e instrumento de salvación”.
Ampliando su reflexión, Ortega se refiere al caso específico de Rancagua, donde casos como el de “La Cofradía” develaron conductas impropias de muchos sacerdotes de la región.
“Por las circunstancias actuales, el administrador apostólico de Rancagua es el obispo de San Bernardo”, relata el nuncio. “La diócesis de Rancagua atravesó un momento difícil por lo que respecta a la situación de los sacerdotes y, por eso, cuando el anterior administrador apostólico, monseñor Fernando Ramos, fue nombrado arzobispo de Puerto Montt, en vez de pensar a que se eligiera un administrador diocesano, se consideró oportuno, después de consultar a algunas personas interesadas, entre laicos, religiosos y grupos comprometidos en los distintos servicios de la diócesis, que hubiera un administrador apostólico que ya fuera obispo”.
Así, asegura el religioso, fueron “la cercanía, el conocimiento del lugar y la competencia personal de monseñor Juan Ignacio González, las que sugirieron que fuera él a ocupar esta tarea que le ha sido encomendada por el Papa, al mismo tiempo que continúa asegurando la atención pastoral de su propia diócesis”. Eso sí, respecto a la extensión de la vacancia, Ortega responde que “la misión del administrador apostólico es provisional y espero que no sea demasiado larga”.
– Considerando el descrédito del clero ¿cree que es un buen momento para potenciar el rol de los laicos en la administración de la Iglesia? Muchos se han mostrado dispuestos a colaborar, algunos incluso lo exigen
“Creo que la promoción de la actividad de los laicos es independiente de la situación mejor o peor del clero, sino que brota de la misma naturaleza de la Iglesia. Los laicos tienen un papel importante ciertamente en la administración de la Iglesia, pero sobre todo su tarea fundamental es en el mundo, es la transformación del mundo en Reino de Dios. A ellos compete principalmente permear todos los ambientes de la presencia de Jesucristo con los principios del Evangelio. Es verdad que también algunos laicos están llamados a colaborar en las parroquias y en otras instituciones de la Iglesia, pero su misión fundamental es en el mundo, en el ámbito de la familia, en el ámbito de la política, de la cultura, de las artes, de la economía, del deporte, en fin, de todas las realidades que expresan la sociedad humana”.
Pandemia
La crisis sanitaria obligó a hacer muchos cambios en la forma de vida de las personas, lo que incluyó también el ámbito espiritual. Muchas parroquias incorporaron, por ejemplo, la transmisión de misas por Zoom o en redes sociales.
– ¿Cree que las herramientas virtuales llegaron para quedarse? ¿Se podría pensar, además, en un uso más extendido, como por ejemplo preparaciones de primera comunión o de matrimonios?
“La Iglesia ha tenido que adaptarse a la situación de la pandemia y me alegra constatar que aquí en Chile, como también en otros lugares, la Iglesia ha respondido con una gran generosidad. No ha dudado en poner ciertas instituciones y casas de retiro a servicio de las autoridades para residencias sanitarias o para casas de acogida de las personas sin techo. Se han multiplicado las iniciativas de caridad como las ollas comunes o la recogida de alimentos y otros productos de primera necesidad. Se ha trabajado mucho también en la asistencia a los migrantes. Por otro lado, los sacerdotes y los mismos obispos y otros agentes pastorales se han adaptado a la situación valiéndose del uso de los medios de comunicación social modernos. Es bonito que ha habido una acogida importante por parte de los fieles. Las mismas celebraciones a veces han sido seguidas por más gente de aquellas que acudían presencialmente. Hay que tener en cuenta también que la situación de pandemia nos ha ayudado a descubrirnos necesitados de algo más grande y ha abierto las personas a la experiencia de la fe”.
Con todo, Ortega es cauto respecto a las limitaciones de lo virtual en los ritos católicos.
“Pienso que la Iglesia puede hacer tesoro de esta situación para usar estos medios de comunicación para su labor evangelizadora. Pero es claro que, por lo que se refiere a la celebración de los sacramentos, en particular la Eucaristía, la transmisión por las redes sociales no puede sustituir la presencia física, que tantos fieles están deseando, y que ya, gracias a Dios, se va haciendo posible”, sostiene. “Es importante facilitar la participación de los fieles en los sacramentos. También en la catequesis y en la preparación a los sacramentos es importante el contacto presencial y el ambiente comunitario, pero no hay duda de que es muy útil también usar estos medios de comunicación”, plantea.
Fuente: El Rancaguino