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“La misión de la UC hoy resulta profética”, afirmó el Papa Francisco

papa ucEl Pontífice dijo que la universidad está interpelada a “generar procesos que iluminen la cultura actual, proponiendo un renovado humanismo que evite caer en todo tipo de reduccionismo (…) a buscar espacios recurrentes de diálogo más que de confrontación; espacios de encuentro más que de división”.

Una visita a la Pontificia Universidad Católica de Chile para encontrarse con el mundo de la educación y la cultura, realizó el Papa Francisco en el marco del tercer día de su visita a nuestro país.

Participaron alrededor de tres mil invitados pertenecientes a las diversas áreas que componen la comunidad universitaria: académicos, funcionarios, administrativos y estudiantes, entre otros. La reunión con el Papa se realizó en el Centro de Extensión de la casa de estudios, en el centro de Santiago, y simultáneamente fue transmitida por circuito cerrado de televisión a otros tres recintos internos, el Salón Fresno, el Aula Magna y el exterior de la universidad.

Desafíos para la patria y la universidad

En su saludo al Santo Padre, el rector de la Universidad, Ignacio Sánchez, agradeció la visita a la casa de estudios.

“Tenemos importantes desafíos para nuestra patria, que dicen relación con la convivencia nacional y con la capacidad de avanzar en comunidad tras la búsqueda de lo que consideramos en esencia justo, bueno, bello y verdadero”, destacó el rector.

Puso de relevancia la tarea universitaria en el cuidado del sentido de comunidad, en el cuidado de la casa común y en el cuidado de la vida, desde la fecundación hasta la muerte natural. “Acogemos de manera entusiasta su llamado a reavivar nuestra conciencia sobre la importancia de la familia como el núcleo principal de nuestra sociedad. En ella se enseña el valor de la vida, el respeto, el cuidado de los niños y también de las personas mayores”, enfatizó la autoridad académica.

Por su parte, el Papa Francisco expresó su alegría por su visita a la universidad, que “en sus casi 130 años de vida, ha ofrecido un servicio inestimable al país”. Junto con agradecer al Rector sus palabras de bienvenida, valoró su actitud de defender con coraje la identidad de la Universidad.

Recordó especialmente la figura de san Alberto Hurtado, en este año que se cumplen 100 años desde que comenzó sus estudios en la UC.

La gramática del diálogo

Afirmó el Pontífice que “el ritmo acelerado y la implantación casi vertiginosa de algunos procesos y cambios que se imponen en nuestras sociedades nos invitan de manera serena, pero sin demora, a una reflexión que no sea ingenua, utópica y menos aún voluntarista. Lo cual no significa frenar el desarrollo del conocimiento, sino hacer de la Universidad un espacio privilegiado «para practicar la gramática del diálogo que forma encuentro». Ya que «la verdadera sabiduría, [es] producto de la reflexión, del diálogo y del encuentro generoso entre las personas»”.

Añadió que la convivencia nacional es posible —entre otras cosas— en la medida en que generemos procesos educativos también transformadores, inclusivos y de convivencia. “Educar para la convivencia no es solamente adjuntar valores a la labor educativa, sino generar una dinámica de convivencia al interno del propio sistema educativo. No es tanto una cuestión de contenidos sino de enseñar a pensar y a razonar de manera integradora”.

Para lograr esto es necesario, dijo el Pontífice, “desarrollar lo que llamaría una alfabetización integradora que sepa acompasar los procesos de transformación que se están produciendo en el seno de nuestras sociedades. Tal proceso de alfabetización exige trabajar de manera simultánea la integración de los diversos lenguajes que nos constituyen como personas. Es decir, una educación —alfabetización— que integre y armonice el intelecto —la cabeza—, los afectos —el corazón—, y la acción —las manos—. Esto brindará y posibilitará a los estudiantes un crecimiento no sólo armonioso a nivel personal sino, simultáneamente, a nivel social. Urge generar espacios donde la fragmentación no sea el esquema dominante, incluso del pensamiento; para ello es necesario enseñar a pensar lo que se siente y se hace; a sentir lo que se piensa y se hace; a hacer lo que se piensa y se siente. Un dinamismo de capacidades al servicio de la persona y de la sociedad”.

Afirmó que en esta “sociedad líquida o ligera, como la han querido denominar algunos pensadores, van desapareciendo los puntos de referencia desde donde las personas pueden construirse individual y socialmente. Pareciera que hoy en día la «nube» es el nuevo punto de encuentro, que está marcado por la falta de estabilidad ya que todo se volatiliza y por lo tanto pierde consistencia”.

En ese sentido, destacó que esta falta de consistencia podría ser una de las razones de la pérdida de conciencia del espacio público. “Un espacio que exige un mínimo de trascendencia sobre los intereses privados — vivir más y mejor— para construir sobre cimientos que revelen esa dimensión tan importante de nuestra vida como es el «nosotros». Sin esa conciencia, pero especialmente sin ese sentimiento y, por lo tanto, sin esa experiencia, es y será muy difícil construir la nación, y entonces parecería que lo único importante y válido es aquello que pertenece al individuo, y todo lo que queda fuera de esa jurisdicción se vuelve obsoleto. Una cultura así ha perdido la memoria, ha perdido los ligamentos que sostienen y posibilitan la vida. Sin el «nosotros» de un pueblo, de una familia, de una nación y, al mismo tiempo, sin el nosotros del futuro, de los hijos y del mañana; sin el nosotros de una ciudad que «me» trascienda y sea más rica que los intereses individuales, la vida será no sólo cada vez más fracturada sino más conflictiva y violenta”.

Un segundo elemento para esta casa de estudios, dijo el Papa, es la capacidad de avanzar en comunidad. Valoró la vitalidad de su Pastoral Universitaria, signo de una Iglesia joven, viva y «en salida». Añadió que la cultura actual exige nuevas formas capaces de incluir a todos los actores que conforman el hecho social y, por lo tanto, educativo. “De ahí la importancia de ampliar el concepto de comunidad educativa”, subrayó.

Comunidad desafiada a no quedarse aislada

“Esta comunidad está desafiada a no quedarse aislada de los modos de conocer; así como tampoco a construir conocimiento al margen de los destinatarios de los mismos. Es necesario que la adquisición de conocimiento sepa generar una interacción entre el aula y la sabiduría de los pueblos que conforman esta bendecida tierra. Una sabiduría cargada de intuiciones, de «olfato», que no se puede obviar a la hora de pensar Chile. Así se producirá esa sinergia tan enriquecedora entre rigor científico e intuición popular. Esta estrecha interacción entre ambos impide el divorcio entre la razón y la acción, entre el pensar y el sentir, entre el conocer y el vivir, entre la profesión y el servicio. El conocimiento siempre debe sentirse al servicio de la vida y confrontarse con ella para poder seguir progresando. De ahí que la comunidad educativa no puede reducirse a aulas y bibliotecas, sino que debe ser desafiada continuamente a la participación”.

Consideró indispensable prestar atención a los pueblos originarios con sus tradiciones culturales. “No son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios”.

“Podríamos decir que la Universidad se vuelve un laboratorio para el futuro del país, ya que logra incorporar en su seno la vida y el caminar del pueblo superando toda lógica antagónica y elitista del saber”.

Concluyó el Santo Padre manifestando que la misión de la UC hoy resulta profética. “Ustedes son interpelados para generar procesos que iluminen la cultura actual, proponiendo un renovado humanismo que evite caer en todo tipo de reduccionismo. Y esta profecía que se nos pide, impulsa a buscar espacios recurrentes de diálogo más que de confrontación; espacios de encuentro más que de división; caminos de amistosa discrepancia, porque se difiere con respeto entre personas que caminan en la búsqueda honesta de avanzar en comunidad hacia una renovada convivencia nacional”

– Discurso del Papa Francisco en la UC

Una vez terminada esta actividad, el Papa Francisco retornó hasta la Nunciatura utilizando el papamóvil.

Reacciones

Mons. Cristián Roncagliolo, obispo auxiliar de Santiago, expresó que “el encuentro en la Universidad fue muy sencillo. El Papa dio un discurso sobre el sentido de lo que debe ser una Universidad, de comunidad, de interdisciplinariedad y también el sentido apostólico y de la identidad de una Universidad Católica en una sociedad como la nuestra.” Mons. Roncagliolo añadió finalmente que en este encuentro toda la comunidad académica y los invitados, pudieron manifestar el gran cariño que le tienen al Santo Padre.

Mons. Bernardo Bastres, Obispo de Punta Arenas comentó que la visita del Papa Francisco a la Universidad Católica es “un bonito signo de lo que significa una Universidad Pontificia, donde reconocemos que debemos ser fiel al proyecto del magisterio”. Añadió que la visita del Papa esta tarde, “es el mejor regalo que podía hacer a la Universidad”.

El Padre Tomás Scherz, Vice Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica, señaló que las palabras sencillas y austeras del Papa Francisco tienen gran receptividad en el mundo académico. Las palabras certeras del Santo Padre llegan profundamente a la Universidad, tanto a funcionarios, como alumnos y académicos.

El Vicario de la Educación del Arzobispado de Santiago, Padre Andrés Moro, espera que el Papa “ayude al enorme mundo de la educación, tanto pública como privada, a descubrir que somos siempre una vocación de servicio, sobre todo al servicio de Chile, de los más pobres y excluidos”.

Eduardo Arriagada, decano de la Facultad de Comunicaciones de la UC señaló que los discursos del Santo Padre han sido muy explícitos en subir la vara a la sociedad chilena. Y para nuestra Universidad esto significa actuar en consecuencia, en términos de calidad, de inclusión, de diversidad, y también en los grandes temas que el Papa ha puesto; las mujeres privadas de libertad, los pueblos originarios, entre otros espacios, es decir, un compromiso con la periferia. Arriagada añadió que ¨la eficacia con la que ha entrado el mensaje del Papa ha sido de una fuerza muy grande, por la audacia y el riesgo que está tomando, creando un antes y un después, tocando el alma de Chile”.

Fuente: Prensa CECh – Comunicaciones #FranciscoenChile