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Bienvenido Papa Francisco, Chile le abre sus brazos y su corazón !Háblenos¡

papa obispoMensaje de Monseñor Juan Ignacio González con ocasión de la visita del Papa Francisco.

Queridos hermanos y hermanas de la Diócesis de San Bernardo:

Estamos ya a pocos días del inicio de la Visita Apostólica del Papa Francisco a Chile y el país se prepara para recibirlo. Durante los últimos meses nos hemos preparado intensamente pidiendo por los frutos de ese viaje, del que esperamos muchas luces venidas de Dios para cada uno, para nuestras comunidades y para la Patria. Pasadas las contingencias de las elecciones y fiestas, entramos ya en la recta final de esta preparación y es bueno detenerse un momento a meditar en las significación de esta presencia entre nosotros del Vicario de Cristo y Sucesor de Pedro, el Papa Francisco, cómo recibirlo y qué esperar de su paso entre nosotros.

Viene Pedro
Enseña en Catecismo que: “el Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la plena consumación del Reino. Ante todo está la elección de los Doce con Pedro como su Cabeza (cf. Mc 3, 14 – 15); puesto que representan a las doce tribus de Israel (cf. Mt 19, 28; Lc 22, 30), ellos son los cimientos de la nueva Jerusalén (cf. Ap 21, 12 – 14). “El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella (cf. Mt 16, 18 – 19); lo instituyó pastor de todo el rebaño (cf. Jn 21, 15 – 17). Este oficio pastoral de Pedro y de los demás apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia. Se continúa por los obispos bajo el primado del Papa.(CEC 881). El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, “es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles “(LG 23).( CEC 882)

¿Cómo recibirlo?
Lo recibimos como a un Mensajero, un enviado que nos trae la Buena Nueva del Evangelio y que viene a nuestra misma casa a enseñarnos el camino de Jesucristo. Nos hablará con palabras de hombre, pero con un lenguaje divino. El Papa no viene a resolver las dificultades de un país, pero si nos dará la solución para resolver esas dificultades: poner a Cristo en el centro en el centro de la vida humana, de la sociedad, de la familia, de la política. Quizá podemos decir que nos quiere invitar a volver a Cristo en nuestra vida personal y social. Su visita es un desafío hermoso y exigente.

Escuchar
El Papa nos hablará con un lenguaje sencillo, fácil de comprender, con el conocimiento de la realidad de nuestra América y de nuestro país. Pero es necesario tener la disposición de abrir el corazón para oírlo con el alma, no solo con el cuerpo. Miles de hermanos y hermanas seguirán su viaje y escucharán sus enseñanzas y habrá en esos días un ambiente festivo y espiritual que es propio de una nación cristiana y mayoritariamente católica. Nos reuniremos cientos de miles de personas y volveremos a palpar la unidad de una nación en torno a los grandes principios en que ella está fundada, que son los del Evangelio. Será un momento que nos recordará Pentecostés.

¿Qué nos dirá?
Nos hablará del Pescador de Galilea, de Jesús y sus enseñanzas, nos pedirá que vivamos como hermanos, que nos ocupemos de todos, especialmente de los que sufren, de los descartados de la sociedad, los mas pobres y desamparados, de los encarcelados, que son el mismo Cristo. Nos pedirá que no nos dejemos robar el alma por las cosas materiales, por un buen pasar material. Nos hará mirar hacia el cielo, abriendo de nuevo nuestra vida a lo trascendente, a Dios y a la vida eterna. Nos recordará que el fundamento de la vida comunitaria es la familia, fundada en el amor entre un hombre y una mujer y para siempre. Es cierto que sus palabras nos traerán paz, la Paz de Cristo. También nos provocarán buenas inquietudes para cada uno. ¿Como vivo yo al servicio de los demás? ¿Cual es el fin de mi existencia? ¿Que lugar ocupa Dios en mi vida personal y familiar? ¿Sirvo al bien común de la sociedad chilena o me sirvo de ella para conseguir mis propios beneficios y mi bienestar? Nos dirá – seguro – palabras quemantes, exigentes, que nos harán reflexionar. Recibámoslas desde la humildad, que es la actitud propia de quien quiere aprender y mejorar. Y, de seguro, nos exigirá que salgamos de nuestra comodidad para anunciar con nuevo fervor a Cristo y su Evangelio a todos, con la palabra, el ejemplo y la coherencia de vida.

Meditar
Y nos quedará una gran tarea. Reflexionar solos y en comunidad acerca de lo que el mismo Cristo, por medio de su Vicario, ha venido a decirnos a toda la comunidad nacional. Chile de norte a sur será removido por la presencia y la enseñanza del Papa, que no sólo viene para los que queremos ser discípulos de Jesús, sino para todos, sin excluir a nadie. Como los discípulos en Pentecostés, Francisco llegará con su palabra a todos los oyentes y cada uno lo escuchará según el lenguaje de su corazón. Es cierto que todos los momento previos a la visita han sido intensos, lo mismo que los días de su presencia entre nosotros lo serán, pero no hay duda que lo mas exigente y de mayor densidad espiritual será el después. ¿Qué nos dijo? Qué me dijo?

Orar y agradecer
En estas horas y días que quedan para su llegada, oremos con mayor intensidad, pidamos para que nuestra patria se abra a sus enseñanzas y para que ellas nos ayuden a ser un país cristiano, de hermanos, para que una verdadera reconciliación nazca en nuestro país, para que comprendamos que hay ciertos principios y fundamentos que son esenciales para nuestra vida como nación.
El Papa tiene gran amor a la Virgen del Carmen, Reina de Chile, a ella le encomendamos su visita y le pedimos con fervor, que nos ayude a descubrir los tesoros que se esconden tras sus enseñanzas. Y, desde ya, demos gracias a nuestro Dios por la bondad que ha tenido con Chile al enviarnos su mensajero de la Paz.

Bienvenido Papa Francisco, Chile le abre sus brazos y su corazón. !Háblenos¡

+ Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo
San Bernardo, 6 de enero de 2018, en la Epifanía del Señor