Queridos hermanos y hermanas
Iniciamos hoy la bella y arraigada costumbre del Mes de María. Es una de las mayores expresiones de la Piedad Popular que el Señor ha querido conceder a nuestra nación y que manifiesta nuestro amor a Jesucristo por medio de su Madre, la Santísima Virgen María.
En nuestros hogares, parroquias, comunidades católicas, escuelas, hospitales y en muchos otras partes, se elevarán aquella preciosas oraciones que por décadas hemos rezado y que son una humilde petición a nuestra Madre del cielo, medianera de todas las gracias, que nos llegan de su Hijo, por cada uno de nosotros, por nuestra Patria y sus necesidades.
Recorramos este tiempo con devoción y alegría poniendo nuestra confianza en Dios y en la materna protección de su Madre, para que se digne “presentarnos a tu Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud”. Pido a todos, tanto durante el rezo comunitario del Mes de María, como en las diversas expresiones personales de nuestra devoción a la Virgen María durante este mes, ofrecer el rezo del Santo Rosario por dos intenciones concretas.
La primera, por la persona e intenciones del Santo Padre Francisco y por los frutos de su próximo Viaje Apostólico a Chile, entre el 15 y el 18 de enero de 2018, y la segunda, la petición humilde al Señor para que se digne conceder vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa en toda la Iglesia y en particular en nuestra diócesis.
Que cada uno de nosotros, pobres pecadores, recibamos por intercesión de la Madre del Cielo todas las gracias para vivir una vida de entrega y conversión en el servicio del Reino de Dios.
Con mi afectuosa bendición a casa uno y a sus familias.
+ Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo