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“Son uno de los pilares esenciales para la transmisión de la fe a nuestras familias”

catequista5Mensaje de Monseñor Juan Ignacio González a los Catequistas de la Diócesis en el día de La Ascensión del Señor a los Cielos.

Queridos hermanos y hermanas catequistas, queridos sacerdotes y diáconos:
1. Hoy es la Solemnidad de la Ascensión del Señor a los cielos. Junto con alegrarnos con la subida al cielo de nuestro Señor, que nos prepara el camino a cada uno de nosotros, nos alegramos también porque es el día que la Iglesia dedica a los catequistas. Por esta razón quisiera enviar a todos y todas las catequistas de nuestra diócesis un saludo fraterno y agradecido por su trabajo pastoral en bien de la Iglesia, pues son uno de los pilares esenciales para la transmisión de la fe a nuestras familias. También saludos especialmente a todos los sacerdotes y diáconos, que trabajan de la mano con ustedes, gracias.

2. Cada uno de quienes han recibido de la Iglesia el mandato de ser catequistas lo hace como una verdadera vocación, un llamado del Señor para ayudarle a extender el Evangelio en un mundo cada día más necesitado de conocer a Jesús, de amar al Señor y de experimentar la misericordia del Dios. Cada uno de ustedes cumple un papel vital en la vida de nuestra Iglesia y por ello toda la comunidad católica quiere darles las gracias y yo, como Pastor de esta diócesis, quiero personalmente hacerlo, conociendo los esfuerzos y sacrificios que deben llevar adelante para cumplir su misión.

3. La caridad de Cristo nos urge, no impulsa a trabajar por su reinado entre los hombres y mujeres y entre la juventud. Urge, como nunca, trabajar con intensidad en una acción evangelizadora. El trabajo pastoral de quienes realizan la catequesis es esencial en nuestras comunidades cristianas y permite a los sacerdotes dedicarse más a su específica labor ministerial, como es la predicación y la celebración de los sacramentos.

4. Cada uno de ustedes es un educador. Tiene que educar en la fe. En este proceso de formación en la fe es esencial el compromiso eclesial de cada uno, que le lleva a vivir personalmente su fe en su vida personal, familiar y comunitaria. También debe destacarse el catequista por su sentido misionero, que le lleva a ir en la búsqueda de las personas, salir a su encuentro y no sólo esperar que lleguen a nuestras parroquias y comunidades. Por esto deben ser personas de iniciativa, que descubran nuevos caminos

para llegar a los que se les ha confiado y para atraerlas hacia el Señor. Pido a todos ustedes saber trabajar siempre en equipo. Guiados por sus Párrocos, deben planificar juntos el trabajo, tener reuniones de formación, estar integrados a las actividades que desde el Obispado o las Zonas Pastorales se organizan para mejorar su preparación, etc.

5. El Concilio Vaticano II describe la catequesis en dos de sus documentos: «Vigilen los obispos para que se dé con diligente cuidado la formación catequética cuyo fin es que la fe, ilustrada por la doctrina, se torne viva, explícita y operativa, tanto en los niños y adolescentes, como en los adultos» (CD 14). «La formación catequética ilumina y robustece la fe, nutre la vida con el espíritu de Cristo, conduce a una consciente y activa participación en el ministerio litúrgico, y mueve a la acción apostólica» (GE 4).

6. Un tema en el que quisiera insistir es la integración de los niños y jóvenes de nuestras catequesis en la vida parroquial, sobre todo con la asistencia a la Misa dominical. No se debe ceder en esta exigencia y se debe insistir con las familias para que la celebración Dominical sea un punto central de la vida familiar semanal. Conocemos que hay muchas dificultades que se oponen a ello, pero es necesario, caso por caso, irlo removiendo y gasta muchas energías en presentar esta exigencia como esencial en el cultivo de la fe en la familia.

7. La catequesis es un lugar muy privilegiado para descubrir y enviar jóvenes a las jornadas vocacionales del Seminario mayor y para las diversas congregaciones de religiosas. Por eso es necesario hacer el esfuerzo de incluir en la enseñanza catequética una explicación habitual del llamado vocacional y reiterarlo muchas veces, abriendo el corazón de los jóvenes y de las jóvenes al llamado del Señor. Esta es hoy una prioridad de nuestro trabajo apostólico y debe serlo también de cada uno de los catequistas. No es sólo trabajo de sacerdote hablar y descubrir las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa.

8. La catequesis es también un buen momento para facilitar el acercamiento de católicos alejados con la parroquia, pues muchas veces los padres desean los sacramentos para sus hijos, pero ellos mismo no asisten a la Iglesia. Los catequistas al conocer de más cerca a los padres de los niños y jóvenes, y especialmente a las mamás, que son las que más asisten a la catequesis familiar, tienen la oportunidad de hacer un verdadero apostolado que

les permita que vuelvan a la Iglesia y en especial a la celebración Dominical, junto con sus hijos.

9. En algunos ambientes es motivo de preocupación el avance de las sectas (Testigos de Jehová, Mormones, etc.) y de las denominaciones evangélicas, especialmente pentecostales. No hay duda que muchas veces logran esos avances porque cubren – de una manera incompleta y algunas veces con falsedades – el deseo de Dios y de lo trascendente en las personas y familias. Ellos nos debe llevar a trabajar con mayor intensidad en la catequesis de nuestros jóvenes y a dedicar mayor atención a la catequesis de adultos, sabiendo que – sin mérito nuestro – trasmitimos la verdad pura y completa del evangelio que nos enseñó Nuestro Señor Jesucristo y la Iglesia Católica trasmite.

10. Hemos realizado un esfuerzo sostenido y metódico para que todos nuestros niños, jóvenes y adultos en la catequesis y sus padres, cuenten con un libro adecuado, que trasmita todo lo necesario y tenga una pedagogía adaptada a su edad. Pido a todos los catequistas y las catequistas continuar con un empeño constante para usarlo y explicarlo con dedicación. Una catequesis sin un texto base es muchas veces un esfuerzo que no produce todos los frutos.

11. Agradezco a todos quienes hacen posible la catequesis en nuestra diócesis, a los sacerdotes y diáconos, que organizan la formación de nuestros niños, jóvenes y adultos en la preparación para recibir los sacramentos de la Iniciación Cristiana, a los miembros de nuestras comunidades parroquiales que sirven como catequistas y que gastan santamente su tiempo y esfuerzos en la esencial labor apostólica de trasmitir la fe, a las personas que mantienen los locales donde se realiza la catequesis, a quienes nos permiten publicar los libros para nuestras catequesis.

12. No quiero terminar mi mensaje sin dejar de invitarlos a vivir en permanente trato con Dios para llevar adelante con fidelidad nuestra misión de catequistas. Para ello lo invito a que recemos juntos la hermosa oración que nos dejó nuestro querido Papa San Juan Pablo II, para los catequistas:

“Señor, haz que yo sea tu testigo, para comunicar tu enseñanza y tu amor.
Concédeme poder cumplir la misión de catequista, con humilde y profunda confianza.
Que mi catequesis sea un servicio a los demás, una entrega generosa y viva de tu Evangelio. Recuérdame continuamente que la fe que deseo irradiar, la he recibido de ti como Don gratuito.
Ayúdame a vivirla con responsabilidad para conducir a ti a los que me confías.
Hazme verdadero educador de la fe, atento a la voz de tu palabra, amigo sincero y leal de los demás, especialmente de mis compañeros catequistas.
Que sea el Espíritu Santo quien conduzca mi vida para que no deje de buscarte y quererte.
Para que no me venza la pereza y el egoísmo, para combatir la tristeza.
Señor, te sirvo a ti y a la Iglesia unido a tu Madre María; Que como ella yo sepa guardar tu Palabra y ponerla al servicio del mundo.
Amén.”

Que el Señor los bendiga a cada uno junto a sus familias, mientras como Pastor de esta Diócesis, les mando mi más afectuoso y agradecido saludo.

San Bernardo, Domingo 8 de mayo de 2016, Solemnidad de la Ascensión del Señor

+ Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo