Destacó Mons. Juan Ignacio González en la homilía de la Misa de Resurrección celebrada este Sábado Santo en la Catedral de San Bernardo.
La vigilia comenzó en el atrio del templo con la solemne bendición del fuego, con el cual se encendió el cirio pascual, signo de Cristo resucitado. Luego, los monaguillos fueron prendiendo las velas de los fieles que se congregaron en el templo para participar de la ceremonia litúrgica, en la que se celebra la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
El pregón pascual recordó la historia de la salvación. Concluidas las siete lecturas del Antiguo Testamento el cántico de los Ángeles anunciaron el nacimiento del Salvador.
En su homilía el Obispo de San Bernardo señaló que “Estamos en la noche más santa de todas las noches, la vigilia de la Resurrección del Señor. Hemos recorrido los pasajes del antiguo testamento que nos anuncian la grandeza del señor y la misericordia para con los hombres…Pidamos en esta noche santa que en cada uno de nosotros arraigue con más fuerza el don de la fe para creer verdaderamente que nuestra vida vivida en esta tierra termina para siempre con Cristo en Dios en la resurrección”.
Además destacó que “El Señor nos levanta, nos llama, que nadie se sienta excluido, alejado, solo, porque el Señor resucitado nos llama a todos y esa es la misión que nos está convocando la iglesia a través del Papa Francisco, mostrar a todos los hombres, mujeres y seres humanos que Dios, es Dios de Misericordia y que se expresa en Jesucristo, toda su enseñanza, parábolas, todo su paso por esta tierra fue un signo claro de misericordia de Dios con nosotros, llamo a los pecadores, a los que estaban lejos busco a los que estaban solos, curo a los enfermos, resucitó a los muertos; esa es nuestra misión hoy, y esa misión se funda en que Cristo está resucitado, el Señor vive”.
Enfatizó a “Resucitar interiormente para vivir una vida santa en esta tierra que tanto necesita del testimonio y de nuestra vida de católicos, de hombres y mujeres comprometidos con el Señor y también que el Señor aumente nuestra fe en la resurrección final, después de esta vida empieza la otra, esta vida es un momento, la otra vida es para siempre”.
Luego, el Obispo de San Bernardo bendijo el agua, y nuevamente las velas de los asistentes se volvieron a encender para renovar las promesas bautismales, renunciando al pecado para renacer a una vida nueva.
La gran vigilia pascual culminó con el repique de las campanas de la Catedral que anunciaron que Cristo Jesús ha resucitado.
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