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“Miremos la vida de Chile y de cada uno desde la trascendencia que da la fe”

tedeumSeñaló en su homilía Monseñor Juan Ignacio González durante la celebración de la Misa y Te Deum en el aniversario de la Independencia Nacional.

Como todos los años se celebró, este 18 de septiembre, en la iglesia catedral de San Bernardo, la ceremonia litúrgica en la Catedral y contó con la presencia de autoridades civiles y militares de la comuna

En su homilía el Obispo de San Bernardo señaló que “El futuro social, político y económico del país preocupa a muchos y cierta desesperanza comienza a invadir los ambientes y la vida nacional. Más allá de las causas de este fenómeno, cuyo análisis corresponde hacer a los llamados al ejercicio de la noble actividad pública, la Iglesia no permanece ajena a estas preocupaciones, buscando siempre hacer un aporte que ayude a retomar los caminos de la paz y la concordia, del progreso, la justicia y la dignidad. Nos preocupa, particularmente, que este estado de conflicto termine afectado a los más necesitados y carenciados de la sociedad, que tantas veces pagan en sus vidas la incapacidades de las clases dirigentes para encontrar acuerdos y vivir en armonía”.

Además destacó que “Somos una nación cristiana. Quien niegue esto, o intente construir sobre otro fundamento, termina por destruir más que consolidar y hacer sufrir a la Patria misma y a sus hijos. Sólo sobre el fundamento del cristianismo es posible construir una nación donde habite la misericordia y la bondad, la mansedumbre y la paciencia, la justicia y la paz, auténticos fundamentos de una verdadera convivencia. Chile es una nación cristiana”.

“Una sociedad donde se pierde en respeto a la autoridad legítima tiene hipotecado su futuro y el camino por delante no es otro que una anarquía y que cada ciudadano se tome la justicia por su propia mano, lo que implica el fracaso del Estado, como ha señalado recientemente un alta autoridad política” enfatizó.

Asimismo señaló que “Tenemos que descubrir políticas nuevas, claras y certeras, que no pueden excluir la formación moral y ética de la juventud, hoy casi completamente abandonada en nuestros establecimiento de educación y en las políticas de Estado. Es necesario dedicar seria y permanentemente muchos mayores recursos y personas para que se dedique a erradicar esta flagelo y a ayudar a los que han sido ya invadido por el. Es cierto que todos, desde nuestro ámbito, intentamos hacer algo, pero digámoslo con claridad. Es poco, muy poco, lo que hemos hecho”.

Al finalizar destacó que Somos una parte del camino, mas llano o áspero, pero constructores de su futuro haciendo el presente. Miremos la vida de Chile y de cada uno desde la trascendencia que da la fe. Vamos de paso a la Patria definitiva. Quien lo olvida o no lo sabe, construye aquí utopías irrealizables, que cuestan dolores, lagrimas y sangre. Quien vive con los pies en la tierra – bien puestos – pero su cabeza es capaz de mirar al cielo, sabe bien que la esperanza en Dios es el motor que no hace seguir sirviendo a la patria terrena para luego ganar la patria celestial y definitiva”.

Al finalizar la Eucaristía se cantó el tradicional Te Deum. Luego Monseñor Juan Ignacio junto a las autoridades presentes se trasladaron a la cripta de la Catedral, donde reposan los restos de Don Domingo Eyzaguirre; Monseñor Orozimbo Fuenzalida y siete veteranos de la Guerra del Pacifico, en el lugar se rezó por el eterno descanso de su alma.

Luego se realizó el tradicional desfile frente a la Iglesia Catedral que fue presidido por la imagen de la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, a quienes se le rindieron los honores.

 

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