Ciudad del Vaticano, 25 de marzo 2015 (VIS).-En la solemnidad de la Anunciación el Papa anunció a los fieles presentes en la audiencia general de los miércoles celebrada en una lluviosa Plaza de San Pedro que la de hoy sería una catequesis especial, una pausa de oración en las etapas que jalonan las reflexiones del Santo Padre sobre la familia.
”El 25 de marzo -dijo- la Iglesia celebra solemnemente la Anunciación, el comienzo del misterio de la Encarnación. El arcángel Gabriel visita a la humilde muchacha de Nazaret y le anuncia que concebirá y dará a luz al Hijo de Dios. Con este anuncio, el Señor ilumina y fortalece la fe de María, como hará después con su esposo José, para que Jesús pueda nacer en una familia humana. Es algo muy hermoso: demuestra lo profundamente que el misterio de la Encarnación, así como Dios quiso, comprenda no sólo la concepción en el vientre de la madre, sino también la acogida en una verdadera familia. Hoy me gustaría contemplar con vosotros la belleza de este vínculo, de esta condescendencia de Dios, y podemos hacerlo juntos rezando el Ave María cuya primera parte tiene las mismas palabras que el ángel dirigió a la Virgen”.
Después de rezar con todos los presentes el Ave María, Francisco recordó que en muchos países hoy se celebra la Jornada por la Vida y que hace veinte años en esta fecha, san Juan Pablo II firmaba la encíclica ”Evangelium vitae” en la que la familia ”ocupa un lugar central, ya que es el seno de la vida humana”.
”La palabra de mi venerado predecesor nos recuerda -prosiguió- que la pareja humana fue bendecida por Dios desde el principio para formar una comunidad de amor y de vida, a la que se ha confiado la misión de la procreación. Los esposos cristianos,celebrando el sacramento del matrimonio, se comprometen con esta bendición durante toda la vida y la Iglesia, por su parte, se obliga a cuidar de la nueva familia, tanto en la buena como en la mala suerte: la relación entre la Iglesia y la familia es sagrada e inviolable. La Iglesia, como madre, nunca abandona a la familia, tampoco cuando está humillada, herida o mortificada. Ni siquiera cuando cae en el pecado, o se aleja de la Iglesia; siempre hará todo lo posible para tratar de curarla, para invitarla a la conversión y reconciliarla con el Señor”.
Si esa es la tarea, observó el Pontífice, está claro cuánta oración necesite la Iglesia para ser capaz, en cualquier tiempo, de cumplir esta misión. ”Una oración -explicó- llena de amor por la familia y por la vida. Una oración que sepa regocijarse con los que se alegran y sufrir con los que sufren”. De ahí que el Santo Padre y sus colaboradores hayan pensado en renovar la oración por el Sínodo de los Obispos sobre la familia y pedir a todos que la recen hasta el próximo octubre, cuando tendrá lugar la asamblea.
”Me gustaría que esta oración, al igual que todo el camino sinodal, esté animado de la compasión del Buen Pastor por su rebaño, especialmente por las personas y familias que por diversas razones están “desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” . Así, sostenida y animada por la gracia de Dios, la Iglesia estará todavía más comprometida y unida, en el testimonio de la verdad del amor de Dios y de su misericordia por las familias del mundo, sin excepción alguna, tanto dentro como fuera del redil”.
”Os pido por favor que no dejéis de rezarla -concluyó- Todo el mundo ? el papa, los cardenales, los obispos, los sacerdotes, los religiosos, religiosas, los fieles laicos ? todos, estamos llamados a rezar por el Sínodo. ¡Esto es lo que necesitamos y no chismes! Invito a rezar también a los que se sienten distantes, o ya no están acostumbrado a hacerlo. Esta oración por el Sínodo sobre la familia es para el bien de todos. Sé que esta mañana os han dado una estampa que ahora tenéis en las manos…. Os invito a guardarla y llevarla con vosotros, para rezarla a menudo en los próximos meses, con santa insistencia, como Jesús nos pidió. Ahora vamos a rezarla juntos:
”Jesús, María y José,
contemplamos en vosotros
el esplendor del amor verdadero,
nos dirigimos a vosotros con confianza.
Sagrada Familia de Nazaret,
haz que nuestras familias sean también
lugares de comunión y cenáculos de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Sagrada Familia de Nazaret,
que nunca más en las familias haya
violencia, cierres y divisiones,
cualquiera que haya sido herido o escandalizado
tenga pronto consuelo y sanación.
Sagrada Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los Obispos
despierte en todos la conciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el plan de Dios.
Jesús, María y José,
escuchad, responded a nuestra súplica. Amén”.