Carta escrita por Monseñor Alejandro Goic Karmelic a El Mercurio, por proyecto de ley que eliminaría el 8 de diciembre, Fiesta de la Inmaculada Concepción, como día feriado.
Señor Director:
Durante mi vida he tenido en muy alto aprecio la misión de los legisladores y su responsabilidad social al servicio del bien común, aun pudiendo no estar siempre en total acuerdo con sus decisiones, lo cual es parte del proceso de una democracia. Sin embargo, ante el proyecto de ley de supresión de algunos feriados para aumentar los días de vacaciones, que incluye el 8 de diciembre -día que para los católicos es la fiesta de María Inmaculada-, considero que es una peligrosa señal de desconexión de los legisladores con el sentir religioso de una parte importante de los habitantes de nuestro país.
Ese día, los católicos celebramos las maravillas que hace la gracia de Dios en el ser humano, personificado en lo que ha ocurrido en la Madre del Señor Jesús. Es una fiesta muy significativa para nosotros, en la que celebramos la acción de Dios que sana a la persona humana de todo mal, desde sus raíces más profundas.
En Chile no hay ningún evento -ni político ni deportivo ni artístico o de otro tipo- que convoque habitualmente a tantas personas. No son solamente las más de 800 mil personas que van al Santuario de Lo Vásquez, sino que en los santuarios marianos -de Arica a Punta Arenas- ese día se reúnen bastante más de dos millones de creyentes a celebrar su fe.
Esta capacidad de convocatoria de la Madre del Señor se realiza sin campañas publicitarias, sin empresas productoras de eventos, sin fondos estatales o financiamientos encubiertos, sin personal contratado, sin ofrecimientos de regalías o de productos especiales, sin ninguna de las leyes del márketing; solamente con la expresión religiosa de la fe del pueblo católico. Para los centenares de miles de creyentes que celebran su fe en ese día no es un asunto de un día más de vacaciones laborales.
Ciertamente, me sorprende y me parece muy preocupante la desconexión y el desinterés de los legisladores con los ríos vitales que alimentan el alma de un porcentaje significativo de nuestro pueblo de Chile.
+Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
Fuente: El Mercurio