El Papa Francisco inauguró ayer el Sínodo de los Obispos sobre la Familia , con una Misa solemne celebrada en el Vaticano.
Durante la ceremonia, el Papa Francisco comentó las lecturas del domingo referidas a la Viña del Señor, y destacó que “con su parábola, Jesús se dirige a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, es decir, a los «sabios», a la clase dirigente. A ellos ha encomendado Dios de manera especial su “sueño”, es decir, a su pueblo, para que lo cultiven, se cuiden de él, lo protejan de los animales salvajes”.
“Estamos llamados en el Sínodo de los Obispos a trabajar por la viña del Señor. Las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente”, dijo el Pontífice; “sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo”.
“En este caso, el Señor nos pide que cuidemos de la familia, que desde los orígenes es parte integral de su designio de amor por la humanidad”, agregó.
“El sueño de Dios –advirtió- siempre se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos. Podemos “frustrar” el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. El Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad”.