Así lo afirmó Monseñor Juan Ignacio González, esta mañana en la celebración de la Misa y Te Deum que conmemora el aniversario de la Independencia Nacional.
Ante la presencia de autoridades civiles y militares de la Diócesis, el obispo señaló que “estos fundamentos esenciales, brevemente dichos, son la dignidad de toda persona humana, que como ya declaró Bernardo O’Higgins, nos hace libre por el sólo hecho de nacer en esta tierra o venir a vivir en ella. Una dignidad que se funda en que todos somos hijos de un padre común, Dios nuestro Señor, que nos da la vida, nos concede el tiempo, y cuando el caminar termina, nos concede volver a Él, de donde hemos venido. Una dignidad que nos hace hermanos en una fraternidad precisa y concreta, y por tanto solidaria, los unos con los otros. Formamos la familia chilena, con vínculos espirituales e históricos más fuertes que el sólo vivir en la misma tierra”.
En este sentido, destacó que “la Patria reacciona con dolor ante la injusta muerte de sus hijos, sea por el atropello con que algunos pudieron haber sido tratados en épocas pasadas, o por lo que pueda suceder hoy, por la más grave de todas las injusticias, como la de privar al ser más inocente de todos, el que indefenso vive en el seno de su madre. Como lo hemos dicho los Obispos de Chile, es necesario oponerse con la fuerza de la razón y la sabiduría, al intento, ya anunciado, de establecer en nuestra Patria el aborto. No hay razón alguna que permita a ninguno de nosotros decidir terminar directamente con la vida del que ya ha sido concebido, como no hay razón alguna para terminar injustamente con la vida de quienes ya han llegado a ella”.
Finalmente, Monseñor Juan Ignacio, pidió a los chilenos “aceptar la suave y amable realidad de que todos somos criaturas de Dios y por tanto dar al Señor el lugar que le corresponde en la vida del país”, agregando que se debe “volver a la satisfacción por el deber cumplido, al servicio solidario a los más pobres, a entregar nuestro tiempo a los que sufren, es el camino. Pero ese camino parte por el ejemplo de los mayores, de nosotros, que hoy cantamos las glorias del Señor”.
Posteriormente se cantó el Te Deum, y luego Monseñor Juan Ignacio se trasladó junto a las autoridades a la cripta de la Catedral, donde reposan los restos de Don Domingo Eyzaguirre; Monseñor Orozimbo Fuenzalida y siete veteranos de la Guerra del Pacifico.
La ceremonia litúrgica finalizó con el Himno Nacional. Luego, se dio inicio al desfile de las Fuerzas Armadas y clubes sociales de la comuna, que fue presidido por la imagen de la Virgen del Carmen, Patrona de Chile.