Señaló Monseñor Juan Ignacio González en la solemne misa de Ordenación Sacerdotal del Diácono Matías Pérez.
Con una Iglesia Catedral repleta de fieles, se celebró este sábado 26 de julio la Eucaristía en la cual se le confirió al diácono transitorio la Sagrada Orden del Presbiterado.
La ceremonia litúrgica fue presidida por el Obispo de San Bernardo y concelebrada por el clero diocesano. Además se contó con la presencia de religiosas, fieles y emocionados familiares.
En su homilía, Monseñor Juan Ignacio señaló que “Al recibir el Sacramento del Orden, una vez más se iniciará en ti una nueva transformación, fruto de la llamada que has recibido y que libremente has seguido, proceso de conversión intimo y fruto de la respuesta a la vocación. Hoy le dices al Señor que quieres seguirlo y aceptar fielmente cumplir su voluntad como su ministro y enviado en medio de los hombres”
Además destacó que ” Esta transformación la realiza el Espíritu Santo en cada sacerdote, pero es preciso dejarse mover y eso exige del sacerdote una escucha atenta de la Palabra de Dios, mediante la meditación de lo que Dios nos ha revelado y de aquí surge la necesidad de ser un hombre de oración. Diríamos de oración larga y acción corta. Sacerdote que no ora largamente, primero vive de las reservas, luego de los recuerdos y luego se marchita y muere o termina hiriendo el Cuerpo de la Iglesia. Cuantas crisis que la Iglesia sufre se deben a nuestra falta de oración, cuantos que pierden el camino lo hacen por alumbrarlo con la antorcha de la oración silenciosa, humilde y perseverante”.
Un momento de gran emoción fue cuando el Sr. Obispo junto al presbiterio diocesano impuso sus manos en el recién ordenado sacerdote, el que luego fue presentado entre aplausos de los asistentes que llagaron hasta la Catedral.