La Diócesis de San Bernardo cumple 25 años desde que fue creada por el Beato Juan Pablo II. Es poco tiempo para la vida de una institución que debe perdurar siempre. Pero es suficiente para descubrir la bondad que el Señor ha querido enviar sobre ésta porción de su pueblo que vive en las siete comunas que forman partes de nuestra diócesis. La presente edición la revista quiere ser un breve testimonio gráfico de estos años, con pocas palabras y muchas imágenes, que permitan a cada lector formarse su propio juicio, recordar acontecimientos y sentirse parte de esta comunidad eclesial.
Es siempre peligroso y muchas veces contrario a las enseñanzas del Señor mostrar “los avances”, porque no falta quien los identifica con personas, grupos o ideas y entonces lo que era motivo de alegría se hace causa de división. Del Maestro hemos aprendido que una mano no debe saber lo que hace la otra y del Bautista la conveniencia de desaparecer para que el Señor se luzca. Este objetivo está muy presente en el Año Jubilar que hoy empezamos y que el Santo Padre ha querido bendecir con muchas indulgencias, como se señala en estas páginas.
Pero es de bien nacido ser agradecido. “Dad gracias en toda circunstancia, porque eso es lo que Dios quiere de vosotros en Cristo Jesús (1TS 5, 18). Este es un tiempo de acción de gracias a Dios, siguiendo la enseñanza Paulina. “¿Qué podré yo dar a Señor, por todos los beneficios que me ha hecho? Levantaré el cáliz de la salvación e invocaré el nombre del Señor” (Sal 116, 12). En realidad un Año Jubilar es un año de acción de gracias.
Es también un tiempo para recordar algunos elementos centrales del acontecimiento jubilar que celebramos. En primer lugar la figura amable y cercana del Beato Juan Pablo II, tan profundamente metido en el corazón de los chilenos por muchas razones y en el nuestro por haber sido quien decidió la creación de nuestra diócesis. Su figura quedará para siempre grabada plásticamente con un lugar donde pedir su intercesión, en nuestra Iglesia Catedral, que pronto inauguraremos. Luego, hemos de agradecer al Señor el trabajo abnegado, exigente y muchas veces doloroso, que realizó el primer Obispo diocesano, don Orozimbo Fuenzalida, que llegó a estas tierras del Maipo con el encargo de poner los fundamentos de la nueva Iglesia particular. Por esta razón lo llamamos con cariño nuestro Obispo fundador. Hoy sigue trabajando con nosotros y su presencia y laboriosidad son un ejemplo para las nuevas generaciones.
Como toda nueva obra de Dios en bien de los hombres, la creación de una diócesis más aun en las circunstancias del momento y de lugar, no estuvo exenta de sufrimientos y dolores, que con las alegrías de la nueva vida eclesial que nacía, luego se olvidan, pero que son el fundamentos de los frutos que el Señor quiere darnos. Esos sufrimientos los llevaron en silencio los primeros que aquí estaban o aquí llegaron. Muchos ya han partido a la Casa de Padre, otros siguen aun trabajando en esta porción de la viña del Señor. A ellos nuestro agradecimiento y oración.
Por último, al detener brevemente el paso para celebrar estos 25 años, lo hacemos con el deseo de renovar la fidelidad a lo que el Señor nos pide. Ser mensajeros del Evangelio, discípulos del Maestro y fieles hijos de la Iglesia. Por esta razón nuestra diócesis, pastores y pueblo de Dios, quiere hoy renovar su deseo de servir cada vez con mayor lealtad al Señor Jesús y a la Santa Iglesia, mediante una adhesión irrestricta y completa a las enseñanzas del Magisterio, hoy personificado en nuestro Papa Benedicto XVI y luego en quien el Señor quiera poner en esta tierra como su Vicario.
Hermanos queridos, elevemos silenciosamente al Señor nuestra acción de gracias, prometámosle ser más fieles y continuemos trabajando en su viña, para que de la buena vid salgan santos sarmientos. En breve, la santa figura y las reliquias de nuestro Patrono San Bernardo comenzarán a recorrer las parroquias de la diócesis, enseñándonos con su paso su papel pacificador de pueblos y familias y su profundo amor a la Madre de Dios. Nosotros, como un homenaje a su Hijo Nuestro Señor Jesucristo, construiremos una pequeña capilla donde Jesús Sacramentado estará siempre presente para la adoración de sus fieles y para que nuestras acciones de gracias sean continuas.
(Editorial Revista Iglesia en San Bernardo, Julio 2012..Edición especial por el 25 aniversario de creación de la Diócesis de San Bernardo)