Durante 3 días el representante del Santo Padre en Chile, el Sr. Nuncio Apostólico, Mons. Ivo Scapolo visitó oficialmente nuestra diócesis, conociendo en terreno el trabajo apostólico que se realiza. Fueron 3 jornadas de bendiciones para nuestras comunidades cristianas, en que recibimos sus palabras de aliento, consejo y esperanza con actitud de fe y particular alegría. El Sr. Nuncio se esforzó por estar presente en muchas de nuestras comunidades, visitando parroquias y capillas, hasta llegar a las más apartadas, compartió amablemente con el pueblo de Dios, animándolo a estar siempre unidos a Pedro, al Papa Benedicto XVI, al Obispo y a los sacerdotes y religiosos que trabajan con ellas. Se reunió con los sacerdotes y diáconos, religiosos, religiosa y seminaristas, con los adultos mayores y la Cruzada de voluntariado de Caritas diocesana, responsable de este esencial apostolado; con jóvenes de los colegios y escuelas y sus directivos; con los miembros de la pastoral juvenil, los movimientos, nuestras autoridades civiles, etc. Una particular atención prestó el Sr. Nuncio a los Adoradores Nocturnos, a los cuales dedicó un tiempo precioso de diálogo, motivando el amor a Jesús Sacramentado, especialmente en la capilla de adoración perpetua, ya en construcción.
Las Vicarías de la Familia y la Educación, también fueron objeto de su atención preferente. Se puede decir, que nadie ha dejado de recibir sus palabras y su cercanía. Por medio de estas páginas queremos agradecer al Sr. Nuncio haber acogido la invitación a visitarnos y sobre todo la amabilidad y disponibilidad que ha manifestado en esos días.
Estar unidos al Supremo Pastor es un elemento esencial de la fe católica y esa unidad afectiva y efectiva pasa por vivir en comunión con los pastores del pueblo de Dios. En sus diversos mensajes a las comunidades el representante del Papa ha reafirmando muchas veces esta idea, agregando siempre la necesidad de tener una visión amplia de nuestra pertenencia a la gran familia de la Iglesia Católica, que es universal. En muchas oportunidades, frente a las preguntas de los fieles ha insistido en la necesidad de ser una comunidad orante, que da un lugar privilegiado a la oración personal o comunitaria, particularmente en la participación en la Eucaristía y en la meditación de la Palabra de Dios, las dos mesas donde se alimenta un católico. Al visitar los templos en construcción y aquellos que están siendo reconstruidos después del terremoto del 27 de febrero de 2010, también nos ha insistido en saber construir el edificio espiritual de la comunidad mediante el servicio a Dios y a los hermanos, especialmente a los más necesitados.
En prácticamente todas las ocasiones, el Sr. Nuncio ha dirigido una palabra precisa a los jóvenes y sus padres. A los primeros les ha hecho reflexionar acerca de la propia vocación y la posible llamada a la entrega completa a Dios en la vida sacerdotal o religiosa con esta sencilla y profunda pregunta: “¿Dios, qué quiere de mi?”. A los padres les ha hecho consultarse: “¿Rezo todos los días al Señor para que me conceda que algunos de mis hijos o hijas sean sacerdotes o religiosas? La pregunta ha quedado en el corazón de los oyentes, como un llamado concreto a la propia responsabilidad. Una pregunta de cuya respuesta adecuada la Iglesia espera mucho.
Nuestras comunidades se han volcado en manifestaciones de aprecio a la persona del representante del Papa, comprometiéndose con la oración y llenándolo de regalos de diversa índole, que expresan materialmente el cariño espiritual que en nuestra Diócesis tenemos por el Santo Padre. Partió en Sr. Nuncio con todos esos regalos, pero sobre todo avivó en nosotros más aun el sentido de Iglesia y nuestro compromiso con ella.
Gracias, Sr. Nuncio por su entrega, en 3 días extenuantes y cansadores, que nos ha ayudado a vivir más a fondo la comunión con toda la Iglesia y ha reforzado nuestro afán de servicio a Dios y a todos los fieles, especialmente a los más necesitados.
(Editorial Revista Iglesia en San Bernardo, septiembre 2012)