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Marie Simon-Pierre “el papa Juan Pablo II me ha sanado”

religiosaEntre los cientos de testimonios que recibió el Vaticano acerca de milagros realizados por el Papa Juan Pablo II, eligieron el de una monja francesa para beatificarlo. Su nombre es Marie Simon-Pierre, tiene 49 años, y pertenece a la Congregación de las Pequeñas Hermanas de las Maternidades Católicas.

Simon-Pierre padecía Parkinson desde 2001, la misma enfermedad que el pontífice. En una entrevista que dio en 2007, dijo que la noche del 2 de junio de 2005, dos meses después de la muerte de Juan Pablo II, su superiora le pidió que escribiera en una hoja de papel el nombre del Papa; el resultado fue un garabato.

Después de horas de oración a Karol Wojtyła, regresó a su habitación a escribir de nuevo. “Vi que mi mano se deslizaba sobre la hoja de papel sujetando el bolígrafo cuando antes no conseguía escribir ni una línea ni agarrar el bolígrafo”. Al día siguiente, amaneció curada.
“Me di cuenta que mi cuerpo ya no era el mismo. Estaba convencida de mi curación. Le dije a una de mis hermanas: ‘Mira, mi mano ya no tiembla, Juan Pablo II me ha curado‘”, dijo en su testimonio. El neurólogo que la atendía no daba crédito de la súbita mejoría de la religiosa. En un principio hubo dudas sobre si el diagnóstico inicial había sido equivocado, pero la veracidad del milagro ha sido comprobada.

La religiosa recibió en el año 2001 una dura noticia: padecía Parkinson, la misma enfermedad degenerativa que afectó al Papa Wojtyla por años. En el año 2005, dos meses después de la muerte del Pontífice, y tras muchas horas de oración de toda su comunidad pidiendo un milagro por intercesión de Juan Pablo II, los síntomas desaparecieron.

“Para mí, es como nacer por segunda vez”, señaló la religiosa, una mujer de rostro amable y amplia sonrisa, integrante de la Congregación de las Pequeñas Hermanas de las Maternidades Católicas, dedicada al servicio de mujeres embarazadas y bebés.

Desde que recibió el diagnóstico, la enfermedad avanzó con prisa. Los síntomas empeoraron y en poco tiempo le era casi imposible conducir, tenía dificultades para caminar y no controlaba los movimientos de su brazo izquierdo.

La hermana Marie-Simon-Pierre confiesa que como Juan Pablo II padecía su misma enfermedad pero en un estado más avanzado, le era muy difícil verlo en televisión porque cuando lo observaba “me veía en los años por venir, para ser honesta, me veía en silla de ruedas”.

La noche del 2 de junio del 2005, descubrió que ya estaba curada. Poco antes, su superiora le pidió que escribiera el nombre de Juan Pablo II y el resultado fue un garabato. Horas después, cuando regresó a su habitación para dormir sintió el deseo de intentar escribir de nuevo.

“Vi que mi mano se deslizaba sobre la hoja de papel sujetando el bolígrafo cuando antes no conseguía escribir ni una línea ni agarrar el bolígrafo”, recordó.

Al día siguiente despertó con la sensación de que estaba “completamente transformada”. “Me di cuenta que mi cuerpo ya no era el mismo. Estaba convencida de mi curación. Le dije a una de mis hermanas: ‘Mira, mi mano ya no tiembla, Juan Pablo II me ha curado”, señaló y desde entonces no ha vuelto a consumir medicinas.

La religiosa, que creció en el seno de una familia católica en Cambrai, al norte de Deancia, asegura que siempre admiró al Papa Juan Pablo II y tenía 17 años cuando fue elegido Pontífice.

“El fue, en cierto sentido, mi Papa, el Papa de nuestra generación. Cuando murió, sentí que había perdido a un amigo”, expresó.

La religiosa viajará a Roma para participar en las ceremonias por el segundo aniversario de la muerte del Papa Juan Pablo II y la clausura de la fase diocesana del proceso de beatificación del Pontífice. Su curación será investigada en el Vaticano para determinar si hubo un milagro atribuido a la intercesión del Siervo de Dios Juan Pablo II. Si la investigación concluye con una respuesta positiva, se daría luz verde para la beatificación del Pontífice.