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Responsabilidad de quienes ejercen autoridad en la Iglesia

bxvi4Benedicto XVI, que regresó ayer tarde al Vaticano del palacio apostólico de Castel Gandolfo, se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los presentes en la Plaza de San Pedro.

El Papa comentó el evangelio de hoy que acaba con una advertencia particularmente severa que Jesús dirige a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo. “Por esto os digo que se os quitará el Reino de Dios y se entregará a un pueblo que rinda sus frutos”

“Son palabras -dijo el pontífice- que hacen pensar en la gran responsabilidad de quien en cada época, está llamado a trabajar en la viña del Señor, especialmente con una función de autoridad, y nos llevan a renovar la plena fidelidad a Cristo. Él es “la piedra que rechazaron los constructores”, porque lo juzgaron enemigo de la ley y peligroso para el orden público, pero Él mismo, rechazado y crucificado, ha resucitado, convirtiéndose en la “piedra angular” sobre la que se pueden asentar con seguridad absoluta los fundamentos de cada existencia humana y del mundo entero (…) Firmemente anclados en la fe a la piedra angular que es Cristo, permanezcamos en Él (…) Solamente en Él, por Él y con Él se edifica la Iglesia, pueblo de la nueva Alianza”.

“El Señor está siempre cercano y actúa en la historia de la humanidad y nos acompaña también con la presencia singular de sus ángeles, que hoy la Iglesia venera como “custodios” o sea, ministros de la atención divina por los seres humanos -explicó el Papa- Desde el inicio hasta la hora de la muerte, la vida humana está rodeada de su incesante protección. Y los Ángeles coronan a (…) la Bienaventurada Virgen del Rosario, que en el primer domingo de octubre, en estos momentos, en el santuario de Pompeya (Italia) y en el mundo entero, acoge la ferviente súplica, para que sea abatido el mal y se revele, en plenitud, la bondad de Dios”.

Después de rezar el Ángelus el Santo Padre recordó que esta tarde será beatificada en la ciudad italiana de Ivrea Sor Antonia María Verna, fundadora de Instituto de las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción, “modelo de mujer consagrada y educadora”.

Por último alentó “el compromiso de las instituciones y asociaciones de voluntariado que quieren abatir las barreras arquitectónicas”.