Fieles de todo el país se unieron este domingo 21 de noviembre en el santuario de Maipú, en la solemnidad de Cristo Rey, para dar gracias por la fe de nuestro pueblo en estos 200 años y para culminar la fecunda peregrinación por el país de la Virgen del Carmen Misionera.
Desde pasado el mediodía las delegaciones de las diversas diócesis del país comenzaban a llegar a la explanada del santuario nacional de Maipú.
A las 15:00 hrs. la imagen de la Virgen del Carmen Misionera comenzó su recorrido desde la Parroquia del Carmen de Maipú hasta el santuario nacional. Esta imagen, regalada a Chile por el Papa Benedicto XVI con motivo del Bicentenario, ha visitado todo el país desde abril pasado, comenzando en los lugares más dañados por el terremoto. En su trayecto hacia la explanada, fue acompañada con bailes religiosos.
Tras una acción de gracias por la inmensa cantidad de bendiciones que el Señor regala a nuestra patria, se dio la bienvenida a cada una de las 27 diócesis de Chile que se hicieron presente a través de delegaciones, muchas de ellas numerosas.
Posteriormente, representantes de las jurisdicciones eclesiásticas ingresaron con la Cruz de Chile junto a una porción del mantel con que luego se cubrió el altar, con el lema “Chile, una mesa para todos”, la frase inspiradora del proceso de Misión Continental en estos años en Chile. Compatriotas con trajes típicos de sus zonas geográficas y tradiciones culturales construyeron una silueta con el mapa de nuestro país.
Enseguida ingresó el Evangelio de Chile, obra que acompañó el caminar de la Virgen del Carmen Misionera y que fue escrito de puño y letra por miles de chilenos, de norte a sur, del mar a la cordillera. Acompañaron este momento representantes de los pueblos originarios con los valores de sus ancestros.
Acto seguido, la imagen de la Virgen del Carmen Misionera hizo su ingreso hasta la explanada del templo en el anda del Señor de los Milagros, la imagen de gran devoción en el pueblo peruano que a fines de octubre, también en Chile, congrega a decenas de miles de personas. En la explanada la imagen de la Madre del consuelo fue recibida con banderas, pañuelos y el canto de una décima. Posteriormente los asistente entonaron el Himno Nacional.
Momento del perdón
Junto a los muros históricos del Santuario, hubo un gesto significativo de perdón: obispos, sacerdotes y diáconos, consagrados y laicos, imploraron al Señor su misericordia, por las infidelidades en nuestro caminar como Iglesia, por las faltas y pecados de la comunidad eclesial y sus miembros.
“Por todo el bien que hemos dejado de hacer… por los pecados de los pastores y consagrados.. por los pecados contra la unidad de la Iglesia y contra el respeto debido a otras confesiones religiosas… por los pecados contra la auténtica tolerancia… contra el respeto a los pueblos originarios… contra la justicia social… por los pecados de violencia política… por los pecados de violaciones a derechos humanos fundamentales… por los actos y gestos que han ofendido y dañado la dignidad de las personas…. por los pecados en la transmisión de la fe y el relativismo moral… por los pecados en contra de la vida y la creación… por todo aquello que nos hace indignos del nombre de Cristianos”.
Posteriormente, los Obispos, presididos por la Cruz de Maipú flanqueada por una bandera de Chile y otra del Vaticano y doscientas banderas llevadas por jóvenes, ingresaron en procesión de entrada hacia el altar principal para el inicio de la celebración eucarística.
Mons. Ricardo Ezzati, arzobispo de Concepción y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, dio la bienvenida a todos los presentes. Saludó y agradeció de un modo especial la presencia del Cardenal Francisco Javier Errázuriz y del Nuncio Apostólico de Su Santidad, Mons. Giuseppe Pinto.
“Damos gracias a Dios por la bondad que Él nos ha reservado y le pedimos que podamos continuar con la fuerza del Espíritu realizando la misión que nos ha encomendado”, señaló el Presidente de la Conferencia Episcopal.
Acto seguido, el Card. Errázuriz saludó y agradeció, en nombre del Episcopado, la concurrencia del Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto a su esposa, lo mismo a los ministros de Estado, parlamentarios y demás autoridades presentes. También saludó a las delegaciones de las Fuerzas Armadas y de Orden.
En la oportunidad, el Evangelio de Cristo Rey (Jn 18, 33b-37) fue proclamado desde el texto del Evangelio de Chile y en torno a él se centró la homilía, pronunciada por el arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz.
Otros signos
Durante la Misa, se destacaron algunos importantes signos. En la procesión de ofrendas se presentó lo representativo de cada diócesis, los libros con los mensajes que las personas escribieron a la Virgen del Carmen Misionera en su peregrinación, la ofrenda recogida en la explanada que simbólicamente fue llevada por voluntarios de la Pastoral Social Cáritas), el mensaje de los 33 mineros, llevado por dos niños; y los dones del pan y el vino, llevadas por tres representantes de los pueblos originarios.
Promesa de Chile
Después del momento de la comunión, ante la imagen de la Virgen del Carmen Misionera, los participantes se comprometieron a hacer de Chile una patria de hermanos, rezando la Promesa de Chile:
“Prometo poner todo mi empeño
para hacer de Chile
una Patria de hermanos,
donde cada uno tenga pan, respeto y alegría.
Donde reine la paz,
la justicia la solidaridad.
Para que Chile sea una nación bendecida por Dios,
tierra de encuentro y esperanza”.
Posteriormente se entonó el canto del Te Deum (acción de gracias al Señor) y el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, en nombre del Santo Padre, impartió la bendición con indulgencia plenaria.
Al finalizar la ceremonia, los obispos recibieron una copia del Evangelio de Chile que llevarán a sus diócesis como signo de la misión permanente de los discípulos misioneros, para que en todo el país la palabra del Señor siga siendo anunciada y testimoniada.