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Guardias Suizos: guardianes visibles de una rica tradición

guadia_suizaEl Santo Padre recibió a los 30 nuevos reclutas de la Guardia Suiza Pontificia, que juraron bandera ayer por la tarde, acompañados por sus padres. Ver Video

Benedicto XVI, hablando en alemán, elogió la historia del Cuerpo, al que los reclutas acaban de incorporarse, recordando que a partir de ahora se convertían también en “guardianes visibles” de la misma y les animó a continuar “con generosa entrega” la tradición de servicio al Sucesor de Pedro, que durante siglos ha depositado en ellos su confianza. El Papa expresó también el deseo de que a través de esta tarea maduren “como personas y como cristianos”.

Después, en francés, el pontífice afirmó que los miembros de la Guardia Suiza Pontificia, estaban “de forma indirecta pero real, asociados al servicio de Pedro en la Iglesia”. El Papa, refiriéndose a la misión confiada al primer apóstol después de la Resurrección: mostrar concretamente su solicitud por todas las personas, subrayó que el Sucesor de Pedro “quiere prestar la misma atención a todas las Iglesias y a cada uno de los fieles, al igual que a cada persona que espera algo de la Iglesia”.

Por eso, dijo el Santo Padre a los Guardias, “estando al lado del Sucesor de Pedro, la caridad que anima vuestra alma está llamada a ser universal y vuestro corazón debe ensancharse. Vuestro servicio os llevará a descubrir en el rostro de cada hombre y cada mujer, un peregrino en su camino, a la espera de conocer otra cara a través de la cual se le da un signo vivo del Señor”.

El Papa concluyó su breve discurso en italiano. “Sabemos -dijo- que todo lo que hacemos en el nombre de Jesús, no importa lo humilde que sea, nos transforma y nos asemeja un poco más al hombre nuevo regenerado en Cristo. Así, vuestro servicio en favor el ministerio petrino os dará un sentido más vívido de la catolicidad, junto con una percepción más profunda de la dignidad humana, que pasa a vuestro lado y busca en lo profundo de sí mismo el camino hacia la vida eterna”.

Benedicto XVI confió en fin a los nuevos Guardias a la intercesión de la Virgen María y de sus santos patronos Sebastián, Martín y Nicolás de Flüe.