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Homilía en la dedicación de la Iglesia Rectoral de San Josemaría Escrivá

nueva_iglesiaQueridos hermanos y hermanas
Señor Vicario General Pbro. Patricio Barría A.
Señor Vicario Regional de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, presbítero Sergio Boetsch.
Sacerdotes que hoy nos acompañan.
Autoridades comunales, representantes de las entidades sociales, directivos de los colegios y de la Fundación Nocedal
Donantes de esta Iglesia
Numeroso pueblo fiel de La Pintana que con alegría repleta este nuevo templo

1. Acabamos de escuchar en la lectura de la primera carta de San Pablo a los Corintios que cada uno de nosotros es la casa de Dios y somos templos del Espíritu Santo que habita en nosotros. También el apóstol nos ha dicho que quien destruye el templo de Dios será destruido por Dios, porque el templo de Dios es Santo. Dios nuestro Señor al enviarnos a su Hijo para vivir y morir por nosotros ha establecido con cada uno un pacto de amistad que nos permite vivir en esta tierra como hijos del Padre Eterno y hermanos de Jesucristo.

Estamos aquí reunidos dentro de esta preciosa Iglesia que el Señor en su bondad ha querido regalar a todos los habitantes de La Pintana y de nuestra diócesis. Es un templo hecho por manos humanas, cuyos arquitectos, ingenieros, artistas, albañiles y carpinteros están aquí con nosotros. No hay ninguna duda que se trata de un lugar muy hermoso que nos llama a elevar la mente y el corazón a Dios, a rezar, a orar, como hijos de Dios. Todo lo que vemos aquí es para Dios y sobre todo, será esta la casa de Dios. Los antiguos ponían en las entradas de la Iglesia esta frase “esta es casa de Dios y puerta de cielo”. Es cierto, este es un lugar material, que nos ayuda a vivir esa otra vida la espiritual, que es la mas importante.

Todos sabemos que el primer mandamiento de la ley de Dios dice que hemos de amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la fuerzas. Amar a Dios significa, primeramente, conocerlos y reconocerlo en nuestra vida, adorarlo y luego esforzarse por vivir conforme a los mandamientos, que no son duros y difíciles, sino lo que el mejor de los padres quiere para sus hijos.

Todos también sabemos que el tercer mandamiento de la ley de Dios dice que debemos santificar las fiestas y eso significa para nosotros, reunirnos todas las semanas, el Domingo, o el sábado por la tarde, en el día del Señor, para celebrar el Sacrificio de Jesús por nosotros en la Eucaristía.

Esta Iglesia Rectoral es un regalo que los hombres hacemos a Dios y el nos invita a ella para que aquí podamos hacer realidad nuestra vida de hijos de Dios, celebrando los sacramentos, orando, cantando, para luego salir a dar testimonio de que somos sus hijos al mundo que nos rodea, en nuestros trabajos, nuestras familias, la escuela, en la feria, en la junta de vecinos, y en el club deportivo. etc.
Cristo fundo una sola Iglesia. El Señor Jesucristo estableció una sola Iglesia sobre una sola piedra que es Pedro, hoy nuestro Papa Benedicto XVI (Mt 16, 18-19). Pero entonces ¿como es posible que haya tantas Iglesias? Uno va por la calles de nuestra villas y ve un templo aquí y otro mas allá, uno con un nombre el de mas allá con otro y distinto el de la cuadra siguiente. Eso se debe a la soberbia de nosotros los hombres, que no queremos hacer caso a Dios y a su hijo Jesucristo, que nos dijo que todos sean uno. El Concilio Vaticano II enseño que Una y única es la Iglesia fundada por Cristo Señor; sin embargo, son muchas las Comuniones cristianas que se proponen a los hombres como herencia verdadera de Jesucristo. “Todos profesan, es cierto, que son discípulos del Señor, pero sienten de modo diverso y caminan por vías distintas, como si Cristo mismo estuviese dividido. Tal división no sólo contradice abiertamente la voluntad de Cristo, sino que es también un escándalo para el mundo y perjudica a la causa santísima de la predicación del Evangelio a toda criatura. (Decret. Unitatis redintegratio, 1). Este templo con sus partes bien unidas, desde el altar hasta la entrada, sus naves, expresa de alguna manera esa unidad.

2. También hemos aprendido que la Iglesia Santa. Dice San Josemaría en uno de sus escritos: “¡Santa, Santa, Santa!, nos atrevemos a cantar a la Iglesia, evocando el himno en honor de la Trinidad Beatísima. Tú eres Santa, Iglesia, Madre mía, porque te fundó el Hijo de Dios, Santo; eres Santa, porque así lo dispuso el Padre, fuente de toda santidad; eres Santa, porque te asiste el Espíritu Santo, que mora en el alma de los fieles, para ir reuniendo a los hijos del Padre, que habitarán en la Iglesia del Cielo, la Jerusalén eterna (Hom. Lealtad a la Iglesia, 4-VI-1972).

La Iglesia, queridos hermanos y hermanas, no es Santa porque lo seamos nosotros los que somos miembros de ella, aunque entre nosotros vivan muchos hombres y mujeres santas, sino porque santo es su fundador, Jesucristo, santo los medios que no entrega, como son los sacramentos, y santo es su fin, llevarnos a la vida eterna en el cielo, a la casa de Dios, como decíamos. Por eso cuando vemos que los miembros de la Iglesia, incluso los sacerdotes, son hombre pecadores, no debemos temer ni creer que ello afecta la misión santa de Iglesia. Todos nosotros somos pecadores, pero si nos arrepentimos acudiendo al perdón de Dios, entonces estaremos en camino de ser santos. Un gran padre de la Iglesia, San Gregorio, dice comentando la parábola de los que fueron invitados a la boda, que “habiendo salido los servidores a los caminos a invitar a las gentes, reunieron a cuantos encontraron, buenos y malos, y la sala de bodas quedó llena de convidados (Mt 24, 10). Y dice esto, porque en la Iglesia no puede haber buenos sin malos, ni malos sin buenos, y no fue bueno aquel que no quiso sufrir a los malos (Catena Aurea, val. lll, p. 65). nueva_iglesia6

Por eso hermanos no vale decir, como algunos, yo no voy a la iglesia porque tengo un pariente o una vecina que se golpea el pecho pero es mala con la gente. Eso lo oye muchas veces uno y aunque esta mal que uno se golpee el pecho y luego haga cosas malas, no tiene que ver con nuestra cercanía y amor a la Iglesia. Yo voy a mi iglesia porque allí encuentro el amor de Dios hacia mi, allí vivo la comunión con mis hermanos, especialmente los mas pobres, allí recibo el perdón de mis pecados y allí me caso, y me alimento con el cuerpo de Cristo que es la Santísima Eucaristía.

3. “Jesucristo instituyó una sola Iglesia, su Iglesia; por eso la Esposa de Cristo es Una y Católica: universal, para todos los hombres. Desde hace siglos la Iglesia está extendida por todo el mundo; y cuenta con personas de todas las razas y condiciones sociales. Pero la catolicidad de la Iglesia no depende de la extensión geográfica, aunque esto sea un signo visible y un motivo de credibilidad. La Iglesia era Católica ya en Pentecostés; nace Católica del Corazón llagado de Jesús, como un fuego que el Espíritu Santo inflama (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Hom. Lealtad a la iglesia, 4-VI- 1972).

Cuando nosotros vemos la televisión, cuando escuchamos las noticias, de tanto en tanto nos muestran lo que la Iglesia hace en otras naciones, en África, en el Japón, en la India, donde los católicos son un pequeño porcentaje, o en Roma, donde vive el Papa, y en todas partes es la misma Iglesia, enseña las mismas verdades y reza las mismas oraciones al Padre de los cielos. “La Iglesia se llama católica o universal porque está esparcida por todo el orbe de la tierra, del uno al otro confín, y porque de un modo universal y sin defecto enseña todas las verdades de fe que los hombres deben conocer, ya se trate de las cosas visibles o invisibles, de las celestiales o las terrenas; también porque induce al verdadero culto a toda clase de hombres, a los gobernantes y a los simples ciudadanos, a los instruidos y a los ignorantes; y, finalmente, porque cura y sana toda clase de pecados sin excepción, tanto los internos como los externos; ella posee todo género de virtudes, cualquiera que sea su nombre, en hechos y palabras y en cualquier clase de dones espirituales (SAN CIRILO DE JERUSALEN, Catequesis 18, 23-25).

Nosotros reunidos hoy en esta Iglesia Rectoral de san Josemaría somos también la Iglesia y estamos unidos a nuestros hermanos de las otras iglesias, de todo el país, de todas las naciones. Esa unión en la Iglesia nos hace orar unos por otros, como hacemos en la Santa Misa, oramos por los que sufren, especialmente nuestros compatriotas que hoy están pasando difíciles momentos un poco mas al sur, en Rancagua, en Linares, en Constitución, el Iloca o el Concepción. Somos la misma Iglesia Católica, tenemos la misma fe que recordamos cuando rezamos el Credo, los mismos siete sacramentos y estamos unidos al Santo Padre y a los Obispos que gobiernan las diócesis.

4. La Iglesia es apostólica y misionera porque se fundamenta en los apóstoles que Jesus escogió y a los cuales le dio el mandato misionero de anunciar a todos los hombres, de todas las épocas el evangelio. Cada obispo que hay en la Iglesia Católica ha recibido su consagración de otro obispo y así si vamos para atrás llegaremos a cada uno de los doce apóstoles. Esto no existe en otras confesiones como las evangélicas. “La Santa Iglesia se compara a una red barredera, porque está encomendada a pescadores y por ella todos son traídos desde las ondas del presente siglo al reino eterno […]. Esta red recoge toda clase de peces, porque llama al perdón de los pecados a los sabios y a los ignorantes, a los libres y a los esclavos, a los ricos y a los pobres, a los poderosos y a los débiles. Por eso dice a Dios al Salmista (Sal 64, 3): A ti vendrán todos los mortales. Red, esto es, Iglesia, que se llenará del todo cuando dentro de ella se acoja lo último del género humano; sacan la red y se sientan a la orilla, porque, como el mar es figura del siglo, así la orilla del mar figura el fin del siglo, y allí los peces buenos son colocados en los cestos y los malos son arrojados fuera […] (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 11 sobre los Evang.). Queridos hermanos, cada uno de nosotros con su vida, su palabra y su ejemplo debe ser un verdadero misionero en medio del mundo donde vive y trabaja, porque la fe católica que nos ha sido dada es para que por medio de nosotros se trasmita a muchas personas, parientes, amigos, vecinos, conocidos y la mejor manera de hacer es llevando una vida ejemplar de fe y amor a Dios y al prójimo.

5. Esta es, queridos hermanos y hermanas, la Iglesia a la que pertenecemos y que hoy se expresa en este maravilloso templo que es un santo orgullo para la Pintana y especialmente para las Villas del la zona de el Castillo. Este regalo de Dios debe hacernos a todos reaccionar y meditar en nuestra propia responsabilidad para que se vaya construyendo la Iglesia espiritual en cada uno, en nuestras familias. Pensemos un poco, los colegios que rodean a la Iglesia, Nocedal y Almendral, el colegio Marcelino Champagnan, el colegio Disdaskalions, el Centro para la Familia, el Centro de Salud y ahora junto a la Parroquia del Buen Pastor el Jardín Infantil dirigido por la Iglesia para 200 niños, sumados a todos los esfuerzos sociales que hace la autoridad, hacen que nuestra zona sea verdaderamente un lugar de bendiciones divinas.

Como pastor y padre de estar porción del pueblo de Dios que vive en La Pintana, me pregunto y les pregunto hoy al consagrar esta Iglesia: ¿estamos respondiendo a Dios nuestro Señor por su regalos y dones con un vida honrada, religiosa y de real servicio a los demás? ¿Levantamos el corazón agradecido al Señor por los bienes que nos ha dado o algunas veces somos hombres y mujeres de duro corazón que no saben ser humildes para agradecer al Señor sus dones? ¿Estamos cuidando como un bien muy particular nuestros colegios, nuestras Iglesias y especialmente las familias de cada uno?

6. Queridos hermanos y hermanas, demos gracias a Dios por todos estos dones. Oremos por los que han hecho posible esta verdadera maravilla en medio de nosotros, busquemos en la vida ejemplar de San Josemaría que nos mira con amor desde ese inmenso cuadro al los pies de Maria Santísima de Guadalupe, el ejemplo para llevar una vida santa. Hagámoslo nuestro santo amigo, a quien recurrimos en todas nuestras necesidades y aflicciones para que las lleve ante Dios. Y vivamos fielmente en esta Iglesia Una Santa Católica y Apostólica a la que hemos sido llamados.

San Josemaría, ruega por Nosotros
Santa María de Guadalupe, Reina y Patrona de América, ayúdanos a ser fiel a tu hijo y a la Iglesia que el nos dejo como camino del cielo.
Así sea.

+ Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo

27 de marzo 2010