Papa Benedicto XVI

Cercanía espiritual del Papa a los afectados por el terremoto de chile

Papa Benedicto XVIExpresada por Benedicto XVI tras el rezo del Ángelus.

S.S. Benedicto XVI mostró, este domingo tras rezar el Ángelus en el Vaticano, su cercanía espiritual a las personas que están sufriendo a causa del terremoto que sacudió parte de Chile la madrugada del sábado.

“Rezo por las víctimas y estoy espiritualmente cercano a las personas probadas por esta calamidad tan grave -dijo-; para ellas imploro de Dios alivio en el sufrimiento y coraje en esta adversidad”.

Ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro, el Papa dirigió su pensamiento “a Chile y a las poblaciones afectadas por el terremoto, que ha causado numerosas pérdidas en vidas humanas e ingentes daños”.

“Estoy seguro de que no va a faltar la solidaridad de muchos, en particular de las organizaciones eclesiales”, destacó.
Además, en su saludo en español a los peregrinos, Benedicto XVI afirmó: “me siento particularmente cercano a la querida población chilena afectada por un gran terremoto en su País”.

“En un momento como éste -añadió-, brota espontáneamente una plegaria al Señor por las víctimas y un mensaje de aliento a todos para superar esta gran prueba”.

Mientras tanto, el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CEC), monseñor Alejandro Goic, lanzó un “llamado a la esperanza tras la catástrofe” y destacó que “es tiempo de orar y unirnos como una familia que somos”.

“Nos dolemos por los hermanos y hermanas que han perdido la vida, expresamos nuestra cercanía y oración a sus familiares y amigos, también a quienes han perdido sus bienes conseguidos con el esfuerzo de toda una vida”, declaró.

Ofreció colaboración a las autoridades y voluntarios y aseguró que “fiel a su misión, la Iglesia compromete su apoyo espiritual y su acción solidaria en esta hora de tragedia”.

“Con la fuerza del Evangelio, somos portadores de esperanza en momentos de temor, de dolor y de desastre”, destacó.

Y concluyó pidiendo a la Virgen del Carmen que “nos cubra con su manto protector para que podamos levantarnos de esta hora amarga”.