Presidente de la CECh invitó a los católicos a ser muy generosos con la campaña Cuaresma de Fraternidad cuyos recursos estarán destinados a ayudar a jóvenes en situación de vulnerabilidad.
El Museo del Convento de San Francisco de Santiago fue lugar escogido por la Conferencia Episcopal de Chile para lanzar la Campaña Cuaresma de Fraternidad 2010, cuyos recursos serán destinados a financiar proyectos que vayan en beneficio de jóvenes en riesgo social.
“Es muy simbólico que presentemos esta campaña en este lugar, en la casa de los franciscanos, porque ella simboliza el espíritu de solidaridad y fraternidad que caracterizó a San Francisco de Asís”, dijo Monseñor Goic.
El obispo de Rancagua sostuvo que en este tiempo de Cuaresma la Iglesia nos invita a la oración, a una vida de austeridad y de sencillez para “volver a poner nuestras vidas en las manos de Dios, para abandonarnos en Él y poder prepararnos, de ese modo, a vivir en plenitud el misterio central de la fe cristiana”.
Sostuvo que la campaña de Cuaresma de Fraternidad, que la Conferencia Episcopal organiza desde hace varios años, “quiere ser hoy un momento de reflexión para ver cómo construimos entre todos un país más fraterno, más solidario y más equitativo”.
Citando el Mensaje de Cuaresma del Papa Benedicto XVI para este año, Monseñor Goic invitó a los cristianos a vivir este tiempo con una “auténtica conversión y de intenso conocimiento del misterio de Cristo, que vino para cumplir toda justicia”.
Afirmó que cuando Chile se prepara para vivir un momento importante en su institucionalidad democrática, como es la instalación del nuevo Gobierno y de un nuevo parlamento, “desde los ojos de la fe queremos contemplar el desarrollo del país con esperanza, con nuestros sueños Bicentenario, con nuestro lema para este año: Chile, una mesa para todos”.
Mons. Goic destacó que la campaña Cuaresma de Fraternidad de este año es una hermosa síntesis de la espiritualidad que la Iglesia propone para este tiempo. En ese sentido, recordó que esta campaña “no es una colecta más, es una obra de amor, es un esfuerzo grande que hace la Iglesia en Chile cada año, en este tiempo en que nos preparamos a celebrar lo central de los misterios de la fe, la muerte y la resurrección de Jesús, de centrar la vida en lo esencial, en la preocupación por las personas, especialmente por los más vulnerables”.
“La Cuaresma de Fraternidad nos invita a llevar una vida más sencilla, para asemejarnos al Señor, y la Iglesia nos propone rezar mucho más, insistentemente al Señor misericordioso, vivir de un modo más austero, privarnos de gastos superfluos que nos permitan ahorrar esos recursos y ponerlos a disposición de los jóvenes que más han sufrido y que hemos dejado fuera de la mesa”, señaló el Obispo.