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Virgen del Carmen, pilar en la historia de nuestra Nación

asistenciaEn vísperas de la batalla de Chacabuco
El 11 de febrero de 1817 O’Higgins renovó el juramento de Mendoza, interpretando la voluntad de todo el Ejército: juró “que tendrán y reconocerán por Patrona y Generala de las Armas de la República a la Reina de los Cielos, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen”.

Jaime Eyzaguirre, en su O’Higgins, recuerda el episodio. Dice que el prócer “iba con la fe ciega del cruzado de la más grande de las causas y bajo la resuelta protección de María del Carmelo, que ababa de ser jurada nuevamente generala de las armas de la Patria, poco antes de iniciarse la marcha”.

En la Catedral de Santiago
Lo recuerda O’Higgins al fundamentar su Decreto Supremo de 7 de mayo de 1818. Gobernaba O’Higgins como Director Supremo desde el 17 de febrero de 1817 y ante el hecho que los realistas, retirándose al sur, se habían encastillado en Talcahuano, desde donde esperaban recibir frescos refuerzos para reconquistar nuevamente Chile, y estaban dirigidos por el famoso e irreductible Coronel Ordóñez, resolvió el Director Supremo dirigir él mismo la campaña militar destinada desalojar a los realistas de Talcahuano. Dejó en la capital un Director Supremo Delegado y partió a Concepción, estableciendo su campamento frente a las murallas realistas del puerto, decidido a recuperarlo. Si la imposibilidad de lograrlo, tras acciones bélicas que no es el caso relatar, en un gesto de audacia y arrogancia, el vencedor de Chacabuco notificó a Ordóñez, el 1° de enero de 1818, que Chile era un estado soberano y no un territorio insurgente, arrojando esta Declaración de Independencia por sobre las fortificaciones del puerto.

Pero las nuevas del malogrado intento de recuperar Talcahuano llegaron pronto a Santiago. Tanto O’Higgins como el Gobierno tenían noticias de una nueva expedición realista que, al mando del General Mariano Ossorio, el vencedor de Rancagua, estaba bordeando las costas de Chile y se aprestaba para desembarcar en Talcahuano, recuperar Concepción y, como en las expediciones anteriores, dirigirse rápidamente al Norte en busca de la capital. O’Higgins, de acuerdo con San Martín, decidieron que el ejército patriota, con gran premura, se replegara al Maule.

En enero de 1818 emprendió O’Higgins la marcha retrógrada hacia el Norte, abandonando su campamento frente al puerto penquista: con él se retiraron las familias patriotas que temían el renovado coraje español. Más de 50.000 personas emigraron de este modo. Cuando el 18 de enero de 1818 fondeó en Talcahuano la nueva expedición de Ossorio, los patriotas estaban ya a muchas leguas de aquel lugar. Fue una retirada dura y trágica. Detrás de las huestes de O’Higgins iba quedando la tierra desnuda y yerma. O’Higgins decidió privar de recursos a los realistas, que en Concepción sólo encontraran hambre y desesperación. Se sacaron cuantos animales y caballos había en las provincias, se llevaban las cosechas, se arrasaban e incendiaban las haciendas y todo cuanto no se podía llevar. Una muchedumbre de mujeres tristes, de niños medio desnudos, de campesinos indignados, sacados, en el corazón del verano, de sus campos ubérrimos, acompañaba a retaguardia a O’Higgins, llevando consigo sus enseres domésticos y sus animales. O’Higgins no oía las lamentaciones; no veía los sufrimientos. Respondía, inconmovible, que era necesario sacrificarse por la Patria. Y tenía una grandeza de antiguo pasaje bíblico aquel éxodo incendiario y amargo dirigido por un jefe ilusionado e inexorable, que por donde pasaba iba dejando devastación y cenizas.

saludo_virgenEntre tanto, en Santiago, cuando se tuvieron noticias de la nueva expedición de Ossorio y de la retirada del Ejército del Sur, cundió un pánico indescriptible. El 14 de marzo de 1818 el pueblo de Santiago, las autoridades, las Corporaciones, una inmensa multitud, se reunieron en la Catedral y juntos imploraron la protección del cielo y formularon en el mismo acto el Voto de erigir un templo a nuestra Señora del Carmen en el lugar en que se decidiese la batalla favorable a la Independencia de Chile.

En Maipú
En Maipú se encontraron los dos ejércitos: el del Rey, que comandaba el General Mariano Ossorio y el ejército chileno-argentino de Los Andes, que dirigía el Libertador General José de San Martín. Era la batalla decisiva que afianzaría la Independencia de Chile… En medio del combate, San Martín renovó el Voto y gritó a la tropa: “Aquí mismo levantaremos a nuestra Patrona la Iglesia prometida para conmemorar este triunfo…”.

El 7 de mayo de 1818, el Director Supremo expidió un Decreto en el que hace suyo el Voto de los Patriotas, ordenando “iniciar los trabajos pues no debe tardarse un momento en el cumplimiento de esta sagrada promesa”.

Original en el Senado de la República Vol. 8.
Santiago, 7 de mayo de 1818.

La inmaculada Reina de Los Ángeles en su advocación de Nuestra Señora del Carmen, fue jurada Patrona de las Armas de Chile, primero por el voto general de este Pueblo, por haber experimentado su protección en el restablecimiento del Estado, que yacía bajo la opresión de los tiranos, mediante el esfuerzo del ejército restaurador de los Andes y después el 14 de marzo último por el acto solemne, en que concurrieron las corporaciones, y un inmenso pueblo en la Santa Iglesia Catedral, al objeto de ratificar, como ratificaron expresamente aquel juramento, ofreciendo erigirle un templo en el lugar donde se diese la batalla, a que nos provocó el general enemigo Ossorio: No debe tardarse un momento el cumplimiento de esta sagrada promesa; y para que tenga efecto a la mayor brevedad, nombró al prevendado Dr. don Domingo Errázuriz, a don Juan Alcalde y don Agustín de Eyzaguirre por superintendentes de esta obra. En consecuencia me presentarán un plano de ella, con el correspondiente presupuesto, proponiéndome los sujetos que deben emplearse en la colectación de los caudales necesarios de poder de las corporaciones, y vecindario que los ofreció, el lugar donde deben depositarse, la forma en que debe celebrarse el acto de poner los primeros fundamentos del edificio, marchando los que ofrecieron según su misma promesa, desde esta ciudad, hasta el lugar en que se ganó la Batalla, con los demás puntos directivos y económicos, convenientes a facilitar la pronta conclusión de dicha obra.

Transcríbaseles este Decreto por el Ministerio, y a los Jefes de los Partidos, para que exciten a sus vecinos a contribuir con lo que permitan sus facultades a beneficio de ella.

O’Higgins                                                                                                 Irisarri

He aquí la historia del Voto de O’Higgins. No es una leyenda, no es una tradición. Es una historia trémula y emocionante. Este templo edificado en un hermoso paraje andino, es el cumplimiento de un Voto Histórico, de un mandato imperativo de Los Libertadores de la Patria, que los chilenos hemos tratado de cumplir en la forma más digna posible.

El Santuario de la Virgen del Carmen que hoy alza al cielo sus murallas, representa el agradecimiento de nuestra patria a su Protectora, a quien en momentos de angustia pidió el tesoro inapreciable de su Independencia.

Representa asimismo los ideales comunes de los pueblos de viejas raíces ibéricas y andinas: – heredados de O’Higgins, y de San Martín y de Bolívar- la unión de los corazones de América en los vínculos de la Libertad, la Paz y la Fraternidad.*

Fuente: Fernando Campos Harriet

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