vconf

Un sencillo aporte a nuestra Diócesis de San Bernardo

Algunos aportes de los Profesores de Religión
y de la Vicaría de la Educación

“Discípulos y misioneros de Jesucristo,
para que nuestros pueblos en Él tengan vida.”
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6)

Camino a la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y el Caribe Aparecida, Brasil

vconf

INDICE

Introducción
I El Marco de la V Conferencia Latinoamericana
II Formación Ética – Valórica en la Educación
III Historia de nuestra Diócesis
IV El Profesor de Religión y las líneas dadas por nuestro Obispo
V El proyecto San Agustín
VI La realidad de colegios y alumnos. Vicaría de la Educación
VII Las líneas de trabajo del Documento de Preparación
VIII Conclusiones

Un sencillo aporte a nuestra Diócesis de San Bernardo.

Con alegría presentamos este sencillo aporte inspirado en el documento de preparación a la V Conferencia Episcopal de Latinoamérica y el Caribe. En él hemos querido plasmar sintéticamente la historia pasada, presente y futura de la educación en medio de esta porción del Pueblo de Dios, a la luz de las líneas que nos otorga el episcopado latinoamericano.

Hoy nos corresponde vivir momentos particularmente sensibles en nuestra patria relacionados con el tema educativo: queremos que el Espíritu Santo inspire los espíritus de aquellos que iniciarán los cambios que nuestro sistema necesita. Esperamos sinceramente que se llegue a comprender máximamente que ningún cambio será realmente transformador si no se considera al hombre desde un estatuto antropológico adecuado, que de cuenta de la inmensa dignidad de hijo de Dios, llamado, por vocación, a la eternidad.

Los Profesores de Religión, enviados por nuestro Pastor y Obispo, impregnamos la cultura académica del buen olor de Cristo, haciendo vida al Verbo mediante las metodologías que nos ayudan a alcanzar el fin y propósito de nuestra clase. No son pocos los obstáculos que encontramos, pero la Gracia de Dios, nuestra preparación y la caridad de Cristo que nos urge, son suficientes para seguir en nuestros empeños de formar niños y jóvenes para ser sal y luz en medio de tinieblas.

Pedimos a Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de América, que haga fructificar todos los trabajos preparatorios que nuestra Diócesis, en particular los orientados desde nuestras escuelas y liceos, y guiados por su Pastor, lleve adelante; y a San Bernardo, para que bendiga propicie la transformación que con urgencia requiere nuestra sociedad.

I El Marco de la V Conferencia Latinoamericana

Los Presidentes y los delegados de las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, se reunieron en el año 2001 en la XXVIII Asamblea Ordinaria del CELAM. En ese encuentro se decidió pedirle al Santo Padre Juan Pablo II que tuviera a bien convocar una nueva Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Su Santidad Juan Pablo II acompañó los primeros pasos de su preparación y aprobó la idea de celebrar una Conferencia General de nuestro Episcopado
Su Santidad Benedicto XVI, pocas semanas después de haber iniciado su pontificado, se declaró plenamente de acuerdo con la celebración de esta Conferencia General. Es más, el día 7 de julio del presente año, recibió al Presidente del CELAM en audiencia y le entregó el tema de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano:

 

“Discípulos y misioneros de Jesucristo,
para que nuestros pueblos en Él tengan vida.”
– “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6) –

 

De él proviene la expresión “en Él” y la cita evangélica. Somos discípulos y misioneros de Jesucristo cuando nuestro testimonio y nuestra misión evangelizadora se realiza verdaderamente por Él, con Él y en Él, que es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida.

Luego, a los pocos meses de su pontificado, el 15 de octubre, recibimos la gozosa noticia que al Santo Padre Benedicto XVI le parecía bien celebrar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe junto al Santuario Mariano de Aparecida, en Brasil, e inaugurar allí la gran Asamblea durante el mes de mayo del año 2007.

Así, la preparación de la V Conferencia General se iniciaba con el impulso del Espíritu Santo que nos une a Jesús y nos envía bajo la protección maternal de María Santísima. Este proceso se afianzará mediante una Gran Misión en América Latina y el Caribe que los Obispos desean convocar durante la celebración de la V Conferencia General, a fin de que nuestra Iglesia se proyecte y viva realmente con ardor misionero.

II FORMACION ETICO-VALORICA EN LA EDUCACION

El objetivo inmediato es reflexionar acerca de los valores que han de impregnar la educación como signo de esperanza en el futuro de ésta.
Los cambios realmente importantes de una sociedad no se deben exclusivamente al resultado del desarrollo económico, sino que al desarrollo integral de cada hombre y de todos los hombres especialmente de los valores que hacen que el hombre sea cada vez más hombre. La ética juega en ese sentido un rol fundamental.

La formación ético-valórica se da en un contexto escolar muy heterogéneo y diversificado. Hay que reconocer que está muy mediada por la comprensión de sí mismo, de los demás y del mundo que tenga cada persona. En un país como el nuestro conviven muchas culturas diversas, ello ha de tenerse en cuenta a la hora de evaluar un proyecto educativo con toda esta diversidad, o mejor dicho a pesar de ella, e incluso gracias a ella, es posible esbozar algunos elementos que pueden ayudar a comprender qué tipo de jóvenes son aquellos a los cuales se les pretende educar en la dimensión ética.

Hay que reconocer que un rasgo propio de nuestro tiempo es el emerger del individuo en su subjetividad. Este hecho que no es negativo en sí mismo, ha desembocado en que el propio individuo le atribuye el valor a las cosas y a las personas, y por lo tanto, significado ético. Hay en este sentido una negación sistemática a afirmar la existencia de principios morales de valor universal. Unidos a este hecho surge una nueva forma de relacionarse con las personas, con el mundo en general e, incluso con Dios; se trata de la afectividad sensible.

El valor de las cosas está dado exclusivamente por el grado de bienestar sensible que pueda aportar: lo siento o no lo siento, me gusta o no me gusta. Ello ha llevado a asimilar lo placentero con lo éticamente correcto.

Otro aspecto relevante en el cual se puede fundar la crisis ética es la crisis antropológica. Estamos en presencia de manera sutil pero operante de un verdadero mercado de antropologías. El hombre ya no se comprende en relación al cosmos tal como lo hacía el mundo griego; el hombre ya no se comprende en relación a Dios, manera propia de la era cristiana, ahora el hombre quiere comprenderse a la luz de sí mismo. Dios ha dejado de ser relevante para el hombre y el hombre ya no quiere seguir dependiendo de él. La conciencia de nuestra condición creatural puede aparecer un discurso de buena educación, pero en la práctica se vive como si Dios no existiera. Las consecuencias de este fenómeno son relevantes: si se pierde el sentido de Dios el hombre pierde inmediatamente la conciencia de los límites inherentes a su propia realidad natural, adquiriendo un errado concepto de lo que es su libertad.

Lo éticamente bueno está dado por el hecho de haberlo decidido libremente y éticamente malo está dado por el hecho de no haber surgido la decisión de mi libertad.

La visión cientista ha investido con fuerza la realidad toda, a tal punto de ser para muchos la única manera de acceder a la verdad. Sólo se reconoce como verdad lo que la ciencia puede demostrar según la metodología que le es propia. Esta situación en el plano de la ética y de los valores ha hecho creer que lo racional es lo científico y que es de allí donde surgirán los únicos elementos válidos para comprender el mundo.

El triunfo de la mentalidad positivista en la educación a todo nivel necesariamente ha terminado por reducir cuando existe según el criterio de lo mensurable, incluido el hombre.

Hoy día se entiende por crecimiento personal la búsqueda de la autonomía propia de modo exclusivo por medio de las ciencias. Este hecho ha llevado a hacer abstracción absoluta de la existencia de un contexto valórico, inscrito en la propia naturaleza. Definitivamente, de un deber ser que surge del ser. Por lo tanto, es urgente que la ética se funde en una antropología respetuosa de la persona y que ella se fundamente en lo que la persona es. Esto exige volver a educar en el valor de un pensar auténticamente metafísico.

No cabe duda que los niños (as) o los jóvenes que formamos son hijos de su tiempo. Por lo tanto, analizar de qué manera la internalización de la economía y los mercados y el aumento espectacular de la productividad y de la competitividad han influido en los jóvenes de hoy en lo que a valores se refiere.

Los obispos latinoamericanos reunidos en Puebla, México, en el año 1979, planteaban que en nuestro continente se ha ido configurando una visión del hombre meramente economicista: El hombre lanzado en la máquina de la producción y del consumo. Todo se fabrica y se vende en nombre de los valores del tener, del poder y del placer como si fueran sinónimos de la felicidad humana, impidiendo así el acceso de los valores espirituales. Los valores se promueven en razón del lucro y de una aparente y muy onerosa participación en el bien común. Se va configurando una sociedad de consumo que invita al individualismo y, como consecuencia de ello, se va cerrando a las exigencias de la justicia social.

La educación escolar ha puesto tanto hincapié en las capacidades técnicas que las experiencias del espíritu como el amor, el servicio gratuito y la corresponsabilidad hacia los más pobres han quedado relegados.

El acento está puesto más en competir que en compartir, llevando como consecuencia a un empobrecimiento paulatino del valor del trabajo.

Poco a poco se cree que para salir adelante hay que ser más fuerte y más astuto, lo que ha llevado a una creciente indiferencia frente a situaciones objetivas de dolor ajeno.

Se ha producido un eclipse del respeto que merece la persona humana, dado por el empobrecimiento de las relaciones familiares y personales, lo que dificulta muchas veces la experiencia de ser amado. La desestructuración familiar, el alcoholismo, la drogadicción, así como la violencia intrafamiliar constituyen un atentado a la posibilidad de descubrir la realidad y la posibilidad del amor entre personas.

Desafío muy grande: educar en valores fundamentales como la familia, la fidelidad a la palabra empeñada, el reconocimiento de valores vinculantes inscritos en la propia naturaleza, así como el reconocimiento de Dios como el único que puede darle un auténtico sentido a la vida y al quehacer del hombre.

III Historia de nuestra Diócesis

La Diócesis de San Bernardo fue creada por S.S. Juan Pablo II el 13 de Julio de 1987, a través de la bula Omnium Eclesiarum, siendo designado como primer Obispo, Monseñor Orozimbo Fuenzalida y Fuenzalida.

El territorio de la nueva jurisdicción eclesiástica -desmembrada de la Arquidiócesis de Santiago- comprendía un extenso sector de la zona sur de la ciudad y provincia del Maipo.

El 30 de agosto de ese año, el nuevo Obispo era entronizado por el Señor Nuncio Mons. Ángelo Sodano en la Catedral de San Bernardo, la antigua Parroquia de la ciudad, dando inicio a la vida diocesana.

Los datos de aquellos años nos dan cuenta de una vasta población atendida por sólo 15 sacerdotes en igual número de parroquias. A simple vista un presbiterio muy inferior a las necesidades pastorales y al constante crecimiento de las nuevas comunas de La Pintana y El Bosque. De este primer momento datan la organización básica de la Diócesis: Curia diocesana, vicarías, departamentos pastorales y decanatos.
En el transcurso del trabajo pastoral de Obispo se va denotando una necesidad que no se puede prolongar en forma indefinida en el tiempo: Las vocaciones sacerdotales y la creación de nuevas Parroquias. Así, a instancias del Santo Padre, el año 1989 se funda el Seminario Mayor “San Pedro Apóstol”, el cual cuenta en la actualidad con 24 alumnos, y que a lo largo de su breve existencia, ha dado a nuestra Iglesia diocesana un importante número de sacerdotes que con entusiasmo y generosidad están sirviendo en las Parroquias de la Diócesis.

Gran importancia se le ha dado a la creación de no pocos templos parroquiales y capillas (17 y 45 respectivamente), los cuales se destacan por ser lugares dignos para el culto divino y la atención espiritual de los fieles.

Para fomentar la nueva Evangelización, han llegado a la Diócesis algunas familias religiosas, institutos femeninos como San Juan Bautista, Instituto Verbo Encarnado, que se unen a las trece congregaciones existentes al momento de la fundación de esta Iglesia Particular. A las cuatro congregaciones masculinas que ya existían, se unieron para aportar sus carismas: El Oratorio Mariano, que está a cargo de la Pastoral en torno a la imagen de la Santísima Virgen Purísima del Cerro Chena y que ha erigido su Casa de Formación. Sus alumnos asisten como tales a nuestro Seminario Mayor San Pedro Apóstol; Sacerdotes del Verbo Encarnado, que atienden dos Parroquias en la comuna de La Pintana y han erigido allí su Casa de formación para los Novicios; Lumen Dei, y la reciente creación del primer monasterio de la Orden de Císter, bendecido el 2 de diciembre de 2000, ubicado en la localidad de Chada, Parroquia de Huelquén.

Desde los inicios de la vida diocesana ha existido la constante preocupación por la formación de agentes pastorales; razón por la cual se creó el Instituto de Pastoral y Centro Catequístico, para la formación de nuestros profesores de religión. En la actualidad los cursos son permanentes y se dan en distintas instancias. En la misma línea, para acrecentar la formación cristiana y difundir el pensamiento católico, se ha fundado la revista diocesana “Iglesia en San Bernardo” y la Librería Pastoral.

La organización diocesana, se ha ido completando con la Vicaría Judicial que está organizando el Tribunal Diocesano; la Vicaría de la Familia; la Vicaría de la Educación que agrupa los colegios católicos y que está llevando adelante el proyecto “San Agustín” que pretende entregar a la totalidad de los alumnos de nuestros colegios, católicos o no, un texto de formación católica, de acuerdo a los Planes y Programas del Mineduc. El proyecto comenzó el 2005 y concluirá en marzo de 2008.

Por otra parte se cuenta con los departamentos de Catequesis y Pastoral Social unidos a la Vicaría Pastoral que coordina el trabajo diocesano.
El Señor, dador de todo bien, no ha dejado de hacer fecundo el trabajo apostólico de la Diócesis, secundado por sus Párrocos, quienes con profundo sentido de su ministerio y en constante comunión con el Magisterio de la Iglesia, han hecho suyos los deseos que manifestara S.S. Juan Pablo II de realizar una “pastoral que podríamos llamar de la primacía de Cristo en todo” (1-IV-1987) que hunde sus raíces en la Eucaristía como “fuente y cumbre de toda la vida cristiana” (L.G. 11) para irradiar el auténtico dinamismo en todas las áreas del apostolado cristiano.

Ahora último, el día 4 de agosto de 2004, se Inauguró y Dedicó La Capilla San Gabriel Arcángel para el Seminario Menor de nuestra diócesis. La capilla fue fundada en el año 1996, en la calle Barros Arana, antiguo lugar del Seminario Menor. Sin embargo, después se trasladó a una sección del edificio del Seminario Mayor y se realizó allí la construcción actual. Presidió la Misa de Dedicación, Monseñor Aldo Cavalli, Nuncio Apostólico de S.S. Juan Pablo II. Concelebraron, Mons. Juan Ignacio González, Mons. Orozimbo Fuenzalida y casi la totalidad de los párrocos de la diócesis.

IV El Profesor de Religión y las líneas dadas por nuestro Obispo

En marzo de 2004, Mons. Juan Ignacio González E. emite su primer documento episcopal, no es una mera coincidencia, y ya habla de la importancia que tiene para él este sensible tema, está dedicado el documento a los profesores de Religión, en él el Pastor hace una profunda reflexión de la persona del maestro (a) y la clases propiamente tal.

Acá citamos dos puntos medulares de su Carta Pastoral.

Las clases de religión en un mundo secularizado: luces y sombras

5. A nadie se esconde que hoy día mientras resulta más fácil comunicar los contenidos y las vivencias de la fe gracias a los modernos medios de comunicación, enfrentamos un mundo que va en rápida secularización – que se aleja de Dios y de la Iglesia – y que se resiste a aceptar el reinado suave de Cristo. También es evidente que los temas morales (divorcio – aborto – homosexualidad – relaciones prematrimoniales, etc.) están en medio de
nuestras discusiones y son motivo de controversias en la vida privada, en la pública; incluso entre algunos católicos y no es raro encontrar hermanos en la fe que sostienen posiciones morales contrarias a las que nos entregan la Iglesia y sus pastores. Se nos impone poco a poco una cultura que con palabras de un sabio teólogo, podríamos llamar humanismo ateo.

Lo medios de comunicación – incluso lo que debería ser luz para los católicos – confunden con antivalores que impactan a nuestra juventud. Ustedes mismos, como profesores de religión encuentran a cada paso esas dificultades y – tantas veces – una oposición abierta o sorda a su trabajo de transmisores de la fe. Se ha instalado entre nosotros un relativismo, cuyo núcleo central es la afirmación de que el hombre esta imposibilitado de conocer la verdad,
afirmándose la idea de que todo es relativo y por tanto no hay una moralidad objetiva, sino cada uno construye la suya. El paso siguiente es, como resulta lógico, la sociedad permisiva, donde nadie tiene derecho a reparar en las acciones ajenas, donde es intolerable que algo no esta permitido, porque el slogan central de esta nueva sociedad es que todo está permitido y todo es lícito si la persona así lo quiere.

El profesor de religión: testigo del Señor y enviado de la Iglesia.

8. En el centro de toda la preocupación educativa en el ámbito de la enseñanza religiosa, la Iglesia encuentra a ustedes, hombres y mujeres que dedican parte importante de su tiempo a la enseñanza de las verdades de la fe a los educandos. Por ello también es a ustedes donde dirige sus principales esfuerzos. El primero de esos esfuerzos es darles a cada uno y cada una los medios para que la vivencia personal de la fe sea el fundamento desde el cual el Señor los envía a su pueblo. “Como el Padre me envió a Mi, Yo también los envío a ustedes”, nos enseña Jesús. El profesor de religión es, entonces, un testigo enviado por Cristo hasta los confines de la tierra. De estas verdades teológicas surgen las pedagógicas. Preparados adecuadamente en las ciencias religiosas, buscando vivir en la vida personal, familiar y social, aquello que enseñan, el profesor de religión es el fermento en medio de la masa, es el grano de trigo que sembrado en el amplio campo de nuestra realidad educativa, va haciendo nacer nuevas semillas de cristianos.

Sólo desde esta perspectiva los frutos de todos los esfuerzos educativos germinan. Primero despertando en los educandos el amor a Dios, luego, descubriendo a Jesús, Camino, Verdad y Vida, el único Amigo que nunca traiciona y, por último, transformado la vida de los jóvenes en auténticos discípulos de Jesús, que lo siguen unidos a la Iglesia, participando en su vida y siendo parte activa de ella.

Aquí radica la grandeza de la misión del profesor de religión. En que han sido elegidos por el Padre para trasmitir las verdades sobre el Hijo a los jóvenes. Una misión realmente apasionante, que debe hacernos vencer cualquier dificultad y que se funda en la seguridad del mandato de Cristo.

V El proyecto San Agustín
En abril de 2005, nuestro Obispo invitó a tres profesores de Religión de la Diócesis a trabajar en un proyecto que comenzaba a hacer historia: implementar la creación, edición y distribución de libros de Religión para todos los alumnos de la Diócesis desde primero básico a cuarto año medio.

Conciente de la importancia y gravedad que significa la formación espiritual y académica de nuestra infancia y juventud
Este proyecto fue aprobado para ser ejecutado entres años, del siguiente modo

2006: publicación de libros NB1 y NM 3-4
2007:publicación de libros NB2 y NM 1- 2
2008: publicación de libros NB3 NB4 NB5 y NB6

Todos los textos del alumno cuentan con un texto de apoyo del docente, además de la capacitación respectiva en verano para los maestros.

Hasta este momento tenemos distribuidos 21.000.- textos escolares, que han sido acogidos incluso por alumnos cuyas familias confiesan otros credos.

Ya en el 2008, la totalidad de los alumnos de nuestras escuelas y colegio contarán con textos de Religión adaptados a los Planes y Programas vigentes.

VII Las líneas de trabajo del Documento de Preparación

A continuación, un extracto de los párrafos en que el término Educación es presentado para ser trabajado en los grupos que están llamados a participar de la Conferencia, en especial por los profesores católicos, y más particularmente por los profesores de Religión.

1. Especial atención merecen los grupos que animan y deciden la dirección que toman nuestros países en materias de educación, de economía, de trabajo, de arte, de comunicaciones y de política: los así llamados “constructores de la sociedad” ” . Sobre todo ellos están llamados a desechar estructuras marcadas por el pecado y a trabajar por un nuevo orden social más justo, equitativo e incluyente. Con frecuencia, sin embargo, se constata en muchos de ellos un fuerte divorcio entre las convicciones de fe cristiana que profesan y la puesta en práctica de los respectivos valores evangélicos en los campos que gestionan. El discípulo se compromete con coherencia de vida y de acción en la transformación de los sistemas políticos, económicos, laborales, culturales y sociales que mantienen en la miseria espiritual y material a millones en nuestro continente.

2. Otras urgencias requieren también la presencia y acción de discípulos de Jesús en nuestro Continente: la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural; el fortalecimiento de la familia frente a las leyes que la amenazan o destruyen; las denuncia de las campañas antinatalistas, de las políticas totalitarias de gobiernos que producen el progresivo debilitamiento de la dignidad, libertad e identidad humana; la participación en una actividad política solidaria para buscar la justicia, la reconciliación, el perdón y la paz en las comunidades y en los pueblos; la promoción del derecho a la libertad de conciencia y a la libertad religiosa sin falsos “laicismos”; la defensa del derecho al trabajo; la distribución equitativa de los bienes teniendo en cuenta su función social; la responsabilidad por el medio ambiente; la educación que prepare a las generaciones futuras de la sociedad y de la Iglesia.

3. En este cambio de época constatamos que la globalización, fenómeno real y complejo, propicia una acelerada integración entre los pueblos y los países del mundo, incidiendo fuertemente en el ámbito de la economía y el trabajo, del comercio y las finanzas internacionales, de las comunicaciones y las culturas del planeta. Incide, en una palabra, en casi todos los ámbitos de la vida humana. Este fenómeno se origina por los avances que se han dado, y se siguen dando, en el campo de la ciencia, la tecnología, la educación, la informática y el mercado libre, y por los grandes centros del poder político y económico. Ocasiona cambios que afectan a todos, y que llegan hasta el interior de las personas: hasta su sentir, su pensar y sus costumbres.

4. Esto ocurre en América Latina, donde el mercado laboral está subvaluado y deprimido, y donde existe una progresiva y amenazante degradación ambiental; en un Continente que continúa siendo una de las regiones menos equitativas del mundo: la brecha entre ricos y pobres se amplía en lugar de disminuir, y los esfuerzos para disminuir significativamente la pobreza casi siempre son insuficientes o inadecuados. Las desigualdades, fruto de la inadecuada distribución de la educación y de la riqueza, hieren severamente el tejido social . En este escenario, son una escasa excepción los pobres que poseen las oportunidades que les son necesarias para su desarrollo integral. La evidencia empírica permite afirmar que en América Latina se mantiene una grave injusticia social, que frena el posible desarrollo humano de millones de habitantes. Y, para escándalo de muchos, todo esto sucede en un Continente de bautizados. Imposible dejar de preguntarse, ¿por qué la verdad de nuestra fe y de nuestra caridad no han tenido la debida incidencia social?

5. Pero nuestros países tienen también grandes esperanzas y dramáticos problemas que les son propios. Entre estos últimos es claro que los beneficios económicos de su progreso no afloran entre nosotros con equidad. Sigue siendo escandalosa la persistencia de la pobreza la miseria y el desempleo en un sub-continente formado mayoritariamente por cristianos. Este mal golpea principalmente a millones de mujeres, de indígenas y de afroamericanos. Crece la brecha del ingreso entre los más ricos y los más pobres. La superación de estos males se ve dificultada y amenazada por el tipo de globalización que se extiende, y por los tratados que se suscriben entre países muy desiguales en el campo de la información, la educación y la tecnología. La opción preferencial por los pobres aún no da frutos que permitan mirar el futuro como un tiempo de fraternidad y de paz. Admirable resulta, en este contexto, la persistencia de grandes virtudes entre los pobres, que son solidarios entre ellos, acogedores, religiosos, y emplean sus mejores esfuerzos en dar alimentación, salud y educación a sus hijos.

6. Las nuevas reformas educacionales, centradas prevalentemente en la adquisición de conocimientos y habilidades, denotan un claro reduccionismo antropológico, ya que conciben la educación en función de la producción, la competitividad y el mercado. Por otra parte, con frecuencia propician la inclusión de factores contrarios a la vida, a la familia y a una sana sexualidad. De esta forma no despliegan los mejores valores de los jóvenes ni su espíritu religioso; tampoco les enseñan los caminos para superar la violencia y encaminarse a la felicidad, ni les ayudan a llevar una vida sobria y a adquirir aquellas actitudes y costumbres que harán estable el hogar que funden, y que les convertirán en constructores solidarios de la paz y del futuro de la sociedad. Falta mucha equidad en el acceso, con igualdad de oportunidades, de todos los jóvenes a la educación. El aumento de los embarazos adolescentes, del consumo de droga y de alcohol, como también de la violencia intraescolar, es un fenómeno grave, que exige un análisis interdisciplinar y profundo y la superación de sus causas.

7. La Iglesia se hace presente en la sociedad a través de sus formas habituales de evangelización, que se adaptan, no siempre fácilmente, a las nuevas situaciones del mundo de hoy. La pastoral organizada desde parroquias, comunidades eclesiales de base y otras muchas formas de organización eclesial, no siempre responde a los desafíos de las megápolis. Pero siguen contribuyendo a la formación de comunidades cristianas, a la preparación a los sacramentos y brindan un espacio generador de muy diversas vocaciones sociales y eclesiales. En su ayuda, sin que ya se produzca una plena integración y mutua fecundación, han venido los movimientos eclesiales. Se suman a estos esfuerzos pastorales, desde sus obras o en las parroquias y en la base poblacional, los miembros de los institutos de vida consagrada. Con su colaboración, en el campo de la educación y de la cultura sobresale el papel de la Iglesia con el alto número de escuelas, colegios y universidades de matriz católica, en la pastoral que organiza para centros educativos no confesionales y en el apoyo a la educación alternativa.

8. En el campo social, se ha destacado la promoción y defensa de los derechos humanos, individuales y sociales; la mediación de la Iglesia en diversas situaciones de conflictos sociales o políticos; el acompañamiento de los pueblos indígenas; el trabajo pastoral abnegado con los pobres que sufren diversas formas de pobreza; la formación de los ciudadanos para la construcción de la democracia; y el servicio permanente de la acción social de la Iglesia en áreas como educación, salud, vivienda, atención carcelaria, etc. En los últimos años la Iglesia ha luchado coherentemente también por otros derechos humanos, tales como el derecho a la vida, a la familia, al trabajo, a la libertad de conciencia y de educación.

9. Porque la Iglesia, la Eucaristía y el amor al prójimo son inseparables, nos duele la increencia y la desesperanza que cunden entre muchas personas, como también la precariedad de la vida de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Queremos superar miserias y carencias de sus habitantes -con una dedicación preferencial a los más atormentados- en el campo de la fe, la comunión y la esperanza, del trabajo y la educación, del arte, la salud y la habitación.
Queremos contribuir a la formación de personas capaces de gobernar, y de motivar en el compromiso efectivo con el bien común. Nos duele la incoherencia de muchos católicos que no los sirven como discípulos del Señor desde sus responsabilidades gubernamentales, legislativas o económicas. Es escasa la presencia en los medios de católicos coherentes con sus convicciones y en diálogo con la sociedad. Nos duele la indolencia de aquellos católicos, que siendo propietarios o responsables de medios de comunicación social, al parecer prescinden en su trabajo de la fe y de los valores cristianos.

10. San Miguel Febres (1854-1910) Hermano de las Escuelas Cristianas, recordando como discípulo el ejemplo del Maestro, que tuvo compasión por la ignorancia de su pueblo y le enseñaba en las colinas, puso todos sus esfuerzos en “la educación integral de las nuevas generaciones, movido por la convicción de que el tiempo dedicado a la formación religiosa y cultural de la juventud es de gran trascendencia para la vida de la iglesia y de la sociedad. ¡Con cuánto amor y dedicación este apóstol de la escuela se entregó a los miles de niños y jóvenes que pasaron pos sus aulas durante largos años de su vida como educador!” (Juan Pablo II, Homilía de Canonización, 24 de octubre de 1984).

VIII Conclusiones

La realidad educacional de nuestro país vive momentos extremadamente delicados. La Conferencia Episcopal ha emitido una declaración en la cual expone la posición de la Iglesia frente a este tema. Hoy se debate acerca del futuro incluso de aspectos curriculares, la libertad de enseñanza, el rol del Estado; incluidas declaraciones de políticos acerca del verdadero aporte de la Educación Católica que se imparte a través de colegios de Iglesia.
La Vicaría ha hecho un esfuerzo de ir “socializando” y “sensibilizando” a la población a través de la formación doctrinal y espiritual.

Este año se realizó el Seminario acerca de Doctrina Social de la Iglesia y un Foro Panel acerca de los cambios que están por venir en el mismo campo. La educación exige una verdadera “escala humana”, donde la pluralidad vaya de la mano con el respeto a toda expresión humana, sobretodos, aquellas que tienen relación con el aporte trascendental, con aquello que se refiere a aspectos morales y epirituales.

Camino a la V Conferencia, San Bernardo quiere mostrar sus proyectos, sueños y esperanzas, atentos a lo que ocurre en nuestro país y a los desafíos del mañana, comprendiendo que todos los esfuerzos en el área de la Educación, en medio de la pobreza de nuestras poblaciones y campamentos, con la generosidad de aquellos que tienen más, se verán reflejados en un hombre nuevo, un hombre más humano, trascendente, finalmente, hijo de Dios, heredero del cielo.